Por Yurij Rudensky y Chris Leaverton
Este invierno, se prevé que la legislatura de Florida apruebe sus nuevos mapas de distritos legislativos estatales y congresuales. El objetivo de este proceso consiste en reflejar los cambios poblacionales que han tenido lugar durante los últimos diez años según los datos del censo de 2020, que se publicaron hace muy poco. En Florida, esos cambios han sido significativos: pasó de tener 18,801,310 habitantes a tener 21,538,187 entre 2010 y 2020. Mientras que la población de todo el país creció un 7.4 por ciento durante ese período, la población de Florida creció casi el doble, un 14.6 por ciento. Por eso, es uno de los pocos estados que va a obtener una mayor representación en el Congreso durante la próxima década.
Al igual que en 2011, la última vez en que se trazaron distritos, el partido republicano tiene el control absoluto sobre el proceso. Pero a diferencia de muchos otros estados, Florida tiene salvaguardas establecidas en su legislación estatal que van más allá de las protecciones dispuestas por la Constitución de los Estados Unidos y la Ley de Derecho al Voto. Por ejemplo, la constitución estatal prohíbe la discriminación racial y étnica y la manipulación partidista e intencional de distritos durante el trazado de mapas. En los últimos diez años, la Corte Suprema de Florida hizo cumplir esas protecciones y volvió a trazar varios distritos congresuales y legislativos estatales. Pero desde entonces, la composición de la Corte ha cambiado significativamente, y ahora aparece el interrogante de si esta vez cualquier objeción ante un posible mapa injusto resulte efectiva.
Por lo tanto, los 120 distritos para la Cámara de Representantes de Florida, los 40 distritos para el Senado estatal y los 28 distritos de Florida para el Congreso se trazarán bajo el control exclusivo del partido republicano y serán evaluados por un estrado de la Corte Suprema estatal que no tiene buenos antecedentes a la hora de hacer cumplir las protecciones del estado. Este análisis resume las principales tendencias poblacionales de Florida de la última década, tanto a nivel estatal como en las áreas metropolitanas de mayor crecimiento, y examina los efectos que esos cambios pueden tener sobre la distribución de distritos.
Principales datos para tener en cuenta:
- Los residentes no blancos representaron más del 90 por ciento de las 2,736,877 personas que se sumaron a la población del estado durante la última década, principalmente gracias al aumento de la población latina.
- La zona que recorre la autopista I-4 en el centro de Florida, en especial alrededor de Orlando y Tampa, tuvo el mayor crecimiento poblacional, lo cual significa que podría ser el área con más probabilidades de recibir un nuevo distrito para el Congreso. Otras áreas urbanas, como Miami, Tampa y Jacksonville, también registraron aumentos considerables.
Análisis estatal
Entre 2010 y 2020, Florida sumó casi 3 millones de residentes, más que cualquier otro estado, después de Texas. Si bien hubo un importante crecimiento poblacional en todo el estado, las áreas metropolitanas de Miami, Orlando y Tampa fueron las que tuvieron el crecimiento más alto. De acuerdo con las cifras de 2019, la migración interna y la inmigración internacional representaron casi el 90 por ciento de esta expansión poblacional, y se mudaron a Florida más cantidad de personas que a cualquier otro estado del país. Cabe mencionar que la población puertorriqueña de Florida creció en un 44 por ciento durante la última década, en gran parte debido a la migración recibida después de que el huracán María hubiera devastado la isla en 2017.
Este importante incremento poblacional no se distribuyó con uniformidad entre todos los grupos demográficos. Si bien la población de Florida registró un crecimiento significativo, estos aumentos fueron impulsados por los residentes no blancos. La población blanca sumó 215,781 personas, pero las comunidades no blancas incorporaron 2,521,096 personas a la población total, lo cual representa aproximadamente el 90 por ciento del aumento poblacional total. Por lo tanto, aunque sigue siendo mayoría, la población blanca de Florida se redujo: antes componía el 58 por ciento de la población total; ahora, el 52 por ciento.
Las comunidades multirraciales sumaron 501,129 personas y registraron un crecimiento de su población del 172 por ciento desde 2010, el mayor porcentaje de entre los demás grupos étnico-raciales individuales. Las comunidades latinas incorporaron a 1,473,434 personas, que fue el aumento absoluto más alto de todos los grupos demográficos. Entre los grupos étnico-raciales individuales, la población asiática fue la que más creció durante los últimos diez años con un aumento del 41 por ciento, o de 184,410 personas. En Florida, los cambios en la población ciudadana en edad de votar, que se suele utilizar en el proceso de distribución de distritos como la variable alternativa para calcular la cantidad de votantes elegibles, reflejan, en su gran mayoría, las tendencias poblacionales del estado.
Geográficamente, la expansión poblacional de Florida se concentró en sus grandes ciudades y sus alrededores. En general, estos aumentos se distribuyeron con bastante uniformidad entre las áreas metropolitanas más importantes del estado. En el condado de Orange, donde se ubica Orlando, se observó el mayor crecimiento, con un aumento de 283,953 personas, lo cual representa más del 10 por ciento del crecimiento de la población total. Los condados de Miami-Dade y Hillsborough, donde se ubica Tampa, también aportaron cada uno más del 7 por ciento del crecimiento total. El condado de Duval, donde se ubica Jacksonville, registró un incremento más moderado: se sumaron 131,304 personas, lo cual representó aproximadamente el 5 por ciento de los aumentos del estado. Mientras que la mayoría de los condados de Florida registró aumentos en sus poblaciones, por más de que hayan sido moderados en algunos casos, al menos 17 condados, concentrados principalmente en el norte de Florida, tuvieron una disminución en sus poblaciones.
Dados estos cambios, la región central de Florida debería obtener una mayor representación debido a su fuerte crecimiento comparado con las demás regiones del estado. Los siete condados que componen la zona de la autopista I-4 en el centro de Florida, que incluyen las áreas metropolitanas de Tampa y Orlando, ahora deberían conseguir tres distritos más para la Cámara de Representantes del estado, un distrito más para el Senado del estado y un distrito más para el Congreso. La forma en que se tracen estos distritos determinará qué comunidades ejercerán un mayor poder político en Tallahassee y Washington durante la próxima década.
Análisis regional
Un análisis de las tres áreas metropolitanas más importantes de Florida ilustra los cambios demográficos más amplios que han ocurrido en todo el estado durante los últimos diez años. Los condados de Orange y Hillsborough tuvieron los aumentos poblacionales más pronunciados del estado, con un crecimiento de 283,953 personas y 230,536 personas, respectivamente. En el condado de Osceola, adyacente al de Orange, se observó un crecimiento de su población del 45 por ciento, el más alto de todos los condados desde 2010. Al igual que a nivel estatal, la expansión de la población de las áreas metropolitanas más grandes de Florida central estuvo impulsada por la expansión de las comunidades no blancas, que representó casi el 100 por ciento del crecimiento poblacional en los condados de Hillsborough, Orange y Osceola. Los siguientes mapas muestran el aumento de las poblaciones no blancas en las áreas más suburbanas de estos condados.
En los condados de Hillsborough y Orange, más del 50 por ciento del crecimiento poblacional de la última década se lo atribuye a la expansión de la población latina y, en el condado de Osceola, este porcentaje asciende a casi el 75 por ciento. A pesar del enorme crecimiento de las comunidades latinas, la legislatura aún podría trazar distritos que diluyan su poder político. Por ejemplo, las áreas de la región en la que la mayoría de la población está compuesta por comunidades no blancas podrían fusionarse y terminar creando menos distritos que los que deberían corresponderles y dándoles más poder a las áreas con poblaciones más blancas y longevas, tal como The Villages, una comunidad de retiro en el condado cercano de Sumter que se ha vuelto más blanca durante la última década y se convirtió en la municipalidad de mayor crecimiento del país.
Gran parte de este aumento en las comunidades latinas del centro de Florida es atribuible al crecimiento de la población puertorriqueña, en especial en la zona metropolitana de Orlando. En los condados de Orange y Osceola, la mayoría de la población latina está compuesta por personas de descendencia puertorriqueña. Hasta 2019, casi 1 de cada 10 residentes de los condados de Orange y Osceola nació en Puerto Rico.
Estos incrementos ya están afectando el panorama político, no solo en la parte central de Florida, sino también en todo el país. En 2016, el demócrata Darren Soto de Orlando se convirtió en el primer puertorriqueño en representar a Florida en el Congreso. Soto se ha vuelto un enérgico defensor de la admisión de Puerto Rico como estado y ha ejercido presión tanto sobre demócratas como republicanos. Varias organizaciones sociales de Florida también están capitalizando el crecimiento de la población puertorriqueña para revitalizar una campaña de estadidad. A medida que las personas de descendencia puertorriqueña ejerciten un poder político cada vez más pujante en Florida central, es probable que la estadidad de Puerto Rico acapare más atención, en especial si se agrega un distrito congresual en la zona central de Florida que fortalezca la influencia política de la población puertorriqueña en Washington.
La población no blanca también se incrementó en el condado de Miami-Dade durante la última década, donde pasó de ser del 85 por ciento al 87 por ciento. Si bien este aumento puede parecer insignificante, pone de manifiesto la evolución de las comunidades suburbanas.
Entre 2010 y 2020, la población blanca de Miami-Dade se redujo en más de 20,000 personas y pasó de ser del 15 por ciento al 13 por ciento. Se registró una disminución aún mayor de la población negra de este condado, que se redujo en 46,894 personas y bajó del 17 por ciento al 11 por ciento. La población latina no solo compensó estas pérdidas, sino que también representó todo el crecimiento de la población de Miami-Dade de los últimos diez años.
La mayoría de la población de este condado es de descendencia cubana. En 2019, el 53 por ciento de los latinos de Miami-Dade y el 36 por ciento de todos los residentes del condado se identificó como cubano. Este es el subgrupo de latinos más grande del condado, seguido muy por debajo por el subgrupo de descendencia nicaragüense, con tan solo el 6 por ciento de la población latina del condado y el 4 por ciento de la población total del condado.
El tamaño y la alta participación electoral de la población cubana de Miami-Dade resalta su importancia durante las elecciones. A diferencia de muchos otros subgrupos latinos, los latinos de descendencia cubana tienden a ser republicanos, aunque esta tendencia ha cambiado un poco en los últimos años. En las elecciones presidenciales de 2016, Donald Trump perdió en el condado de Miami-Dade por casi 300,000 votos, y, en 2018 en este condado, el partido demócrata ganó dos escaños para la Cámara de Representantes que antes eran republicanos. Pero en 2020, Trump ganó el voto cubano del condado, lo cual contribuyó a su triunfo en toda Florida.
El cambiante panorama político en el sur de Florida le agrega complejidad a un estado que ha sido desde siempre un campo de batalla fundamental. Durante la distribución de distritos, las diferencias en las inclinaciones políticas entre los distintos subgrupos latinos pueden repercutir en la forma en que se distribuyan los distritos. Es posible que los legisladores republicanos quieran aumentar el poder de la población cubana en el condado de Miami-Dade y diluir el poder de la población puertorriqueña en el centro de Florida, a pesar de su fuerte crecimiento. Estas decisiones podrían ser el centro de litigios futuros y tendrán ramificaciones significativas en Tallahassee y Washington.
Conclusión
Los cambios demográficos de Florida de la última década demuestran que el estado está cambiando y diversificando rápidamente. Que este nuevo ciclo de distribución de distritos refleje o no estos cambios, en particular si el estado obtiene un distrito más para el Congreso, será clave para explicar el panorama electoral de Florida.