A pesar del reciente pedido del presidente de ir a las urnas “a observar todo con detenimiento”, no cualquiera puede aparecerse en un centro de votación para observar y hacer estragos en las elecciones.
Por supuesto que la ley federal prohíbe todo acto de discriminación e intimidación durante las elecciones. Intimidar a un votante es delito, y las prohibiciones a la intimidación se aplican también a los observadores e impugnadores electorales.
Pero incluso más allá de estas reglas básicas, casi todos los estados tienen leyes diseñadas para ponerle freno a cualquier comportamiento agresivo de parte de observadores e impugnadores electorales. Por ejemplo, limitan cuántos observadores o impugnadores pueden estar presentes, quiénes pueden desempeñar estas funciones, cuáles son los procesos para su designación y cómo deben comportarse.
No cualquiera puede aparecerse y ser observador electoral. Para desempeñar esta función, hay que seguir un proceso complejo en la mayoría de los estados de contienda.
- En casi todos los estados más disputados (Arizona, Florida, Georgia, Iowa, Nuevo México, Carolina del Norte, Ohio, Pensilvania y Texas), los observadores electorales deben ser designados con anticipación por parte de representantes de un partido político o candidato.
- Estos nueve estados exigen expresamente que los observadores les proporcionen a las autoridades electorales algún tipo de confirmación de su designación por escrito, ya sea antes de la votación o cuando lleguen al centro de votación.
Muchos estados ponen límites sobre cuántos observadores electorales pueden estar presentes y qué pueden hacer en los centros de votación.
- La mayoría de los estados más disputados (Florida, Georgia, Iowa, Carolina del Norte, Ohio, Pensilvania y Texas) ponen límites con anticipación sobre cuántos individuos pueden desempeñarse como observadores en cada centro de votación.
- Si bien en Míchigan, Nevada y Wisconsin no es necesario designar a los observadores electorales por adelantado, estos tres estados sí tienen otras restricciones para mantener a los observadores a raya. Por ejemplo:
- Wisconsin les da a las autoridades electorales locales la facultad de limitar la cantidad de observadores presentes y restringir su ubicación.
- Nevada les exige a los observadores que firmen un consentimiento donde se les informa que tienen prohibido hablar con los votantes e interferir con la votación y que están expresamente sujetos a una expulsión del centro de votación si realizan cualquiera de las actividades prohibidas.
- Míchigan tiene guías de conducta para los observadores, cuyo incumplimiento deriva en la expulsión del observador del centro de votación.
Los estados colocan límites sobre quiénes pueden cuestionar la elegibilidad de los votantes y cómo hacerlo.
- Casi la mitad de los estados del país no les permiten a los miembros del público en general impugnar votantes (p. ej., Ohio y Texas), o bien restringen la cantidad de impugnadores dentro del espacio de votación (p. ej., los estados pendulares de Arizona, Míchigan, Montana y Nuevo México).
- En otros estados como Florida, Nevada y Carolina del Norte, solo los electores de la jurisdicción o el condado en cuestión pueden ser impugnadores, lo cual reduce el riesgo de que otras personas ajenas puedan interferir en las elecciones locales.
- En Míchigan, los impugnadores deben ser designados específicamente y llevar una credencial que verifique su designación.
- Ohio, Florida y Nuevo México explícitamente les prohíben a los oficiales de policía desempeñarse como impugnadores (de hecho, tampoco pueden ser observadores electorales).
Los estados tienen reglas muy estrictas en cuanto a la conducta de los impugnadores en las urnas.
- Estados de contienda clave como Pensilvania, Florida y Georgia (entre otros) exigen que las impugnaciones se realicen bajo juramento escrito.
- Carolina del Norte y Montana requieren pruebas documentales específicas para presentar una impugnación.
- Varios estados tienen límites estrictos en cuanto a los motivos que un impugnador pueden presentar para impugnar a un votante.
- Georgia, Kentucky, Míchigan, Maryland y Nevada permiten expresamente que las autoridades electorales puedan expulsar a un impugnador u observador que esté interfiriendo con la votación.
- Florida y Montana tienen reglas para desalentar las impugnaciones falsas: Florida criminaliza las impugnaciones “frívolas”, y Montana les da a las autoridades electorales la facultad de rechazar impugnaciones que consideren inadecuadas antes de pedirle al votante que responda.
Con todas estas regulaciones vigentes, y con la activa preparación y coordinación que están realizando los administradores electorales con las autoridades estatales y federales para garantizar la seguridad del votante, los votantes no deberían dejar que los comentarios alarmistas del presidente, ni de ninguna otra persona, les infunda miedo y les desanime a votar.