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Análisis

Los negacionistas electorales pisan fuerte en Georgia

Una nueva regla estatal anticipa el plan para revertir los resultados de las elecciones presidenciales de 2024.

Agosto 14, 2024
Person Counting Ballots
John Moore/Getty

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¿Cómo exactamente los negacionistas intentarán anular los resultados de las elecciones de 2024? ¿Veremos una repetición de la sarta de falsedades de 2020: que las máquinas de votación fueron manipuladas, que se pasaban dispositivos USB que fingían ser mentitas para el aliento y que había boletas con fibras de bambú que venían de China? ¿O estrenarán algún truco nuevo esta temporada de elecciones? Una respuesta se ha puesto de relieve en las últimas semanas. ¿Nuestro sistema estará preparado? Eso queda por verse.

Todos aprendimos en 2020 que no tenemos una sola elección, ni siquiera 50 elecciones estatales. Las decisiones son tomadas por cientos de juntas y autoridades electorales locales. Por lo general, esa es la rutina. En cuanto acaba la votación, el personal electoral que trabaja en los sitios de votación y las autoridades electorales locales comienzan un riguroso proceso de múltiples pasos para determinar los resultados de las elecciones con precisión. Todo esto es una cuestión "procedimental". Dos más dos es igual a cuatro. ¡Tenemos un ganador! Las personas votan, los resultados se computan, alguien confirma los números y se va a su casa.

Todo esto nos lleva a Georgia, donde suenan las alarmas. Allí, algunos funcionarios sin escrúpulos ya están preparando el terreno para ignorar el voto de la gente en noviembre.

Quizá recuerdes el acto político que hizo Donald Trump en la Universidad del Estado de Georgia el pasado 3 de agosto. Allí fue que dio el discurso en el que atacó al gobernador republicano Brian Kemp, al secretario de estado Brad Raffensperger y, para no quedarse corto, a la esposa de Kemp. Pero lo que más cabe resaltar es a qué colegas republicanos elogió. Alabó a tres nuevos integrantes de la junta electoral estatal. "Son increíbles. Están haciendo un excelente trabajo", declaró.

A los tres días, nos enteramos por qué se había mostrado tan efusivo. Las autoridades electorales estatales anunciaron una nueva regla que les exige a los funcionarios de los condados de todo Georgia realizar una "investigación razonable" antes de certificar resultados.

Esta es una nota de permiso para la subversión. El pasado mayo, una integrante de la junta que supervisa las elecciones en el condado de Fulton —donde se encuentra Atlanta, la ciudad con la mayoría negra más grande del estado— se negó a certificar un resultado de las elecciones primarias y, para hacer presión a favor de su causa, presentó una demanda en contra de su propia junta electoral. Resulta que esta mujer organiza campañas para Cleta Mitchell, quien participó en la notoria llamada telefónica que le hizo Trump a Raffensperger en enero de 2021 donde le pedía que le encontrara 11,780 votos.

De hecho, las personas negacionistas de elecciones se han infiltrado discretamente en las juntas electorales locales de todo el país. En Nevada, una funcionaria del segundo condado más grande del estado se rehusó a certificar su propia elección. ¡Paren el robo de las elecciones!

Incluso antes de que la nueva regla de Georgia entrara en vigencia, el Brennan Center y otros grupos de defensa del derecho al voto acudieron a la justicia para apoyar a las organizaciones que abogan por proteger el voto en el condado de Fulton. Representamos a la Asociación Nacional para el Avance de las Personas de Color (NAACP por sus siglas en inglés) de Georgia y la Liga de Mujeres Votantes de Georgia.

Esto es lo que pasa: cuando un funcionario o una funcionaria se niega a certificar los votos por… una sensación, no solo es antidemocrático. Es ilegal. La Corte Suprema de Georgia ha resuelto una y otra vez que las autoridades públicas locales no tienen otra opción.

Y con razón. En los primeros años revueltos de nuestra república, las elecciones eran desordenadas, y era común que hubiera funcionarios locales sin escrúpulos que quisieran interferir con la certificación para beneficiar a su candidato predilecto. Los primeros tribunales y legislaturas estatales de los Estados Unidos tomaron nota de lo que pasaba.

Tal como mi colega Lauren Miller Karalunas lo explica en un artículo muy citado, publicado en una revista jurídica, convirtieron al proceso de certificación de elecciones en un deber obligatorio precisamente para evitar que funcionarios como los del condado de Fulton pudieran manipular los resultados de una elección. Para citar las palabras proféticas de la Corte Suprema de Oklahoma en 1909, permitir que los funcionarios locales que certifican elecciones puedan reabrir los totales de votos e investigar la elección en sí "crearía tentación y una gran oportunidad para la consumación de fraude".

En 2020, los negacionistas electorales actuaron a la improvista y con descuido. Ahora son sistemáticos, organizados y bien financiados. Trump ya dice falsamente que millones de personas no ciudadanas se están preparando para votar. El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, afirma que "todos sabemos intuitivamente que muchos ilegales votan en las elecciones federales pero", admite, "no es algo que se pueda comprobar con facilidad". La Cámara de Representantes aprobó una ley para supuestamente erradicar la plaga inexistente del voto no ciudadano. Todo esto crea una atmósfera de sospecha y pánico, la misma sensación que pueden explotar los funcionarios inescrupulosos para demorar la certificación y hacer descarrilar los comicios.

En su acto político en la Universidad del Estado de Georgia, Trump elogió a los funcionarios electorales por ser "pitbulls" que querían la "victoria". Les corresponderá a los tribunales defender algo más que la "victoria": la democracia, la justicia y el estado de derecho.

Traducción de Ana Lis Salotti.