A medida que comienzan los preparativos para el Censo del 2020, la amenaza de agregar una pregunta sobre ciudadanía ha generado preocupación sobre cómo la información que se provee al Gobierno podría usarse en contra de las comunidades vulnerables. El 23 de abril la Corte Suprema escuchará los testimonios orales con respecto a la decisión de la administración de Trump de incluir una pregunta sobre ciudadanía. Mientras tanto, el Brennan Center ha analizado las leyes y políticas federales para determinar cuánta autoridad tiene el gobierno federal de utilizar las respuestas al censo.
Kelly Percival, abogada en el programa sobre distritos electorales del Brennan Center, investigó las reglas acerca de la confidencialidad del censo y respondió una serie de preguntas sobre la seguridad de los datos.
¿Por qué es tan importante el censo?
Porque influye en casi todos los aspectos de nuestra vida cotidiana. En primer lugar, los números del censo se utilizan para financiar servicios sociales, como las escuelas, la asistencia de salud y las calles. Cuando se cuenta de menos, surgen problemas. Por ejemplo, cuando el Congreso y los estados deciden darle fondos a una comunidad, pueden decir: “No es necesario construir otra escuela aquí”, pero es porque no se contaron todos los niños en edad escolar de esa comunidad. Lo mismo ocurre con la infraestructura. Podrían pensar: “Bueno, quizá no debamos reemplazar este puente”. Pero es porque no estarían contando a todas las personas que utilizan ese puente todos los días.
Los números del censo también se utilizan para distribuir a nuestros representantes políticos. Si no te cuentan, puedes perder representación política en tu legislatura estatal y en el Congreso.
Muchas personas rehúsan responder al censo. ¿Es opcional?
No, no es opcional. La Constitución les obliga a todas las personas que viven en el país a participar del conteo. El Congreso debe realizar un censo cada diez años. Por ley, tienes la obligación, como individuo, de completar las preguntas del censo. Es obligatorio porque es muy importante. Evitar a toda costa que se cuente de menos es la forma de asegurarse de que el censo refleje la composición del país con la mayor fidelidad posible.
También es verdad que algunos intentan sabotear el censo y esperan activamente que ciertas comunidades queden fuera del conteo. No quieren que esas comunidades reciban fondos públicos ni la representación política que les corresponde. No responder al censo sería dejarles salirse con la suya.
¿Pueden las agencias policiales utilizar la información del censo para perseguir a inmigrantes indocumentados o a personas sospechosas de haber cometido un delito?
No, eso es ilegal de acuerdo con numerosas leyes federales. La ley federal de censos (Census Act), por ejemplo, lo deja clarísimo: la Oficina del Censo no puede divulgar tus respuestas individuales y el Gobierno no puede utilizar los datos del censo para cualquier motivo que no sea exclusivamente estadístico. La aplicación de la ley no sería un propósito estadístico. El modo más fácil de pensarlo es que tus respuestas al censo no pueden utilizarse para perjudicarte.
Entendemos que algunas personas tienen serias dudas sobre la confidencialidad y sobre cómo se podrían utilizar sus datos cuando responden al censo. A esas personas, les digo que hay muchas leyes que protegen la confidencialidad de sus datos y que cualquier intento de infringirlas desataría una batalla legal desaforada.
La Oficina del Censo tiene prohibido por ley divulgar cualquier información personal sobre los individuos que dieron sus datos, incluso a otros organismos gubernamentales. Pero sí se le permite divulgar información “combinada”. ¿Cómo es esto?
Los datos individuales o las respuestas personales (por ejemplo, los nombres de las personas que viven en 123 Smith Street) nunca pueden abandonar las cuatro paredes de la Oficina del Censo. La ley es muy clara al respecto: la Oficina no puede divulgar esta información bajo ningún punto de vista, para ningún propósito, ni por ningún motivo.
Eso es distinto a los datos estadísticos combinados, tales como el número de personas menores de 18 años que viven en un condado. La Oficina puede producir este tipo de estadísticas generales y las utiliza para una serie de propósitos legítimos. Por ejemplo, el Departamento de Educación puede utilizarlas para identificar desigualdades en las oportunidades educativas entre distintos grupos raciales y étnicos.
Esta es la primera vez que el censo se realizará mayormente “online.” ¿Plantea ello algún riesgo nuevo en cuanto a la confidencialidad?
Aplican las mismas leyes de confidencialidad, y estas protegen los datos que se brindan “online” del mismo modo que si se hubieran provisto en persona, por teléfono o por correo postal. Hay otras cuestiones sobre la realización del censo “online” que se relacionan con la ciberseguridad (tal como el modo en que el Gobierno evita que malos actores hackeen los datos) y con la brecha digital (tal como el acceso desigual a internet). Pero estas cuestiones no tienen nada que ver con la confidencialidad.