Skip Navigation
Análisis

Que cuenten las vidas de las personas negras

Un conteo preciso de todas las comunidades negras es clave para desmantelar las desigualdades raciales sistémicas del país.

Julio 20, 2020
census sign
Mandel Ngan/Getty

Los mani­fest­antes que han tomado las calles en defensa del movi­mi­ento Black Lives Matter luchan para asegur­arse de que cuen­ten las vidas de las perso­nas negras en más de un sentido. Muchos han destacado la import­an­cia de completar el Censo del 2020 para luchar contra el racismo sistémico que está arrasando nuestra demo­cra­cia.

Ello se debe a que un conteo preciso de las comunid­ades negras del país es esen­cial para corre­gir las desigualdades raciales que desde hace muchísimo tiempo afectan el modo en que el poder y el dinero se distribuyen en los Esta­dos Unidos. Aquí también se incluye a la pobla­ción negra latina que, según el censo del 2019, repres­enta aprox­im­a­da­mente el 5 por ciento de toda la pobla­ción negra del país. Hoy en día, el conteo preciso de las comunid­ades negras corre un grave riesgo.

El censo es un esfuerzo dispuesto por la Constitu­ción que ocurre cada diez años con el objet­ivo de contar a todas las perso­nas que viven en los Esta­dos Unidos. Los resulta­dos del censo determ­inan cuánta repres­enta­ción polít­ica recibe cada estado en la Cámara de Repres­ent­antes, cuán­tos votos del Cole­gio Elect­oral tiene cada estado para elegir al pres­id­ente y cómo dividen los esta­dos sus barrios en distri­tos elect­or­ales y legis­lat­ivos.

Los resulta­dos también determ­inan cómo se asig­nan en todo el país más de tres billones de dólares de fondos federales para cubrir necesid­ades básicas, como la aten­ción de salud, los sumin­is­tros escol­ares, las carreteras y la asist­en­cia aliment­aria. Las comunid­ades que tienen una buena repres­enta­ción en el censo pueden aprovechar de un gran poder político e import­antes fondos. Las comunid­ades negras corren el alar­mante peligro de perder lo que les corres­ponde en su justo derecho.

El Censo del 2020 comenzó en abril y, al día de hoy, ha respon­dido el 62 por ciento de las vivien­das. Sin embargo, este porcentaje esconde una parte import­ante de la real­idad. Algunos pronósti­cos prelim­in­ares sugieren que la comunidad negra corre el grave riesgo de tener un conteo muy bajo en el Censo del 2020, y otros análisis seman­ales han demostrado que las menores tasas de respuesta al censo se encuen­tran en áreas con muchísi­mas más perso­nas negras.

Quedarse fuera del censo es perju­di­cial en cualquier año, pero que las comunid­ades negras sufran una import­ante baja en el conteo sería cata­strófico después de la crisis por Covid-19, que puso de mani­fi­esto los prob­lemas econ­ómi­cos y de salud que enfrentan las comunid­ades de color y recalcó la import­an­cia del poder político de las comunid­ades negras a la hora de trazar un curso más justo y equit­at­ivo para nuestros pueblos, ciudades, esta­dos y nación.

La lucha para garant­izar que durante esta década el censo incluya a todas las perso­nas negras también tiene el objet­ivo de sanar las injus­ti­cias que se han cometido con los conteos de las comunid­ades negras durante siglos.

El censo nunca ha contado perfecta­mente a todos los habit­antes. Sin embargo, durante la Fundación de la nación, una ley abier­ta­mente racista obligaba a contar de menos a las perso­nas negras del país. La Cláu­sula de las Tres Quintas Partes de la Constitu­ción, un acuerdo racista al que lleg­aron los fundadores para apaciguar a los esta­dos esclav­is­tas del Sur, exigía contar a cada esclavo como si fuera las tres quintas partes de una persona. Este conteo parcial dio a los dueños de escla­vos del Sur una mayor repres­enta­ción legis­lativa y más votos en el Cole­gio Elect­oral.

La abol­i­ción de la esclavi­tud y las subsiguientes enmien­das a la Constitu­ción cambi­aron los requis­i­tos legales para contar a los habit­antes durante un censo. La Decimocuarta Enmienda determ­inó que la cantidad de repres­ent­antes de la Cámara Baja debía ser propor­cional al total número de habit­antes de cada estado. Así, a partir de 1868, el censo debió contar a todas las perso­nas por igual, incluso a aquel­los que habían sido escla­vos.

Sin embargo, en la práctica, este nuevo requisito legal no dio como resultado un conteo preciso de la pobla­ción negra. Con el avance de la meto­d­o­lo­gía estadística tras la Segunda Guerra Mundial, los estu­dios comen­zaron a demostrar que la Oficina del Censo contaba frecuente­mente muchísi­mas menos perso­nas negras que blan­cas. Por ejem­plo, un estu­dio en 1947 sobre la calidad del censo que comparó los datos del censo de 1940 con los regis­tros del Servi­cio Select­ivo indicó que el Censo de 1940 no contó al 13 por ciento de los hombres negros en edad de servi­cio militar (en compara­ción con tan solo el 3 por ciento de todos los hombres en edad de servi­cio militar del país).

Este “défi­cit difer­en­cial” en el conteo se ha manten­ido durante los últi­mos censos. Los del 2000 y 2010, por ejem­plo, contaron de menos a la pobla­ción negra en el orden del 2 por ciento y contaron de más a la pobla­ción blanca. El censo de 1990 también contó de menos a la pobla­ción negra por aprox­im­a­da­mente 5 por ciento. En real­idad, estos conteos defi­cientes en los censos modernos han estado desem­poder­ando funcion­al­mente a las comunid­ades negras del mismo modo en que los conteos de antes de la Guerra Civil los habían desem­poderado jurídic­a­mente.

Con el objet­ivo de ayudar a combatir este prob­lema, varios grupos sin fines de lucro han estado empren­diendo inici­ativas ambi­cio­sas para difun­dir el conteo en comunid­ades que histórica­mente tienen una baja parti­cipa­ción. En 1970, fervi­entes defensores del censo de ese año crearon la inici­ativa cono­cida como Make Black Count. La organ­iza­ción National Urban League reav­ivó esa inici­ativa antes de la pandemia para abor­dar factores que debil­it­arían la parti­cipa­ción negra en el Censo del 2020.

Uno de esos factores es el alto nivel de descon­fi­anza que tiene la comunidad negra en el actual gobi­erno federal. Como resultado, algunos temen que el parti­cipar en el censo los ponga en peligro. Pero la ley federal prohíbe el uso de los datos del censo en contra de cualquier persona.

Otras organ­iza­ciones, como la Lead­er­ship Confer­ence on Civil and Human RightsColor of Change, la NAACP y la Black Alli­ance for Just Immig­ra­tion, están traba­jando para fomentar este año la parti­cipa­ción de las perso­nas negras en el censo organ­iz­ando a las comunid­ades, difundiendo inform­a­ción, real­iz­ando campañas de incid­en­cia polít­ica y present­ando deman­das judi­ciales.

Todos estos esfuerzos se basan en una simple verdad: para que importen las vidas de las perso­nas negras, estas deben contarse. El coronavirus nos ha demostrado el gran riesgo que corren las comunid­ades negras en cuanto a sus servi­cios de salud, vivien­das, escuelas y más. Un conteo preciso de la pobla­ción negra puede ayudar a corre­gir las desigualdades no solo finan­ciando estos servi­cios adecua­da­mente, sino también asegur­ando una repres­enta­ción polít­ica justa para aquel­los que luchan contra la viol­en­cia racial por parte de la policía y otras injus­ti­cias raciales.

Eleva tu voz hoy mismo y completa el censo del 2020.