El procurador especial Jack Smith presentó múltiples cargos contra el expresidente Trump hoy que incluyen conspirar para cometer fraude contra los Estados Unidos, obstruir un procedimiento oficial, y conspirar para herir, oprimir y amenazar a una persona en el “ejercicio libre de un derecho o privilegio protegido por la Constitución o leyes de Estados Unidos”.
Los cargos marcan un hito histórico en los esfuerzos de Trump, durante varios años, por negarle legitimidad a la elección que perdió e invalidar la victoria a Joe Biden.
La acusación es otra más en una serie de rechazos enfáticos al negacionismo electoral desde las elecciones de 2020.
Los jueces fueron los primeros en rechazar las quejas particulares de negacionismo electoral de Trump. En las semanas posteriores a la elección, la campaña de Trump y sus aliados políticos entablaron 62 juicios que cuestionaron los resultados en varios estados. Todos ellos fracasaron en cambiar los resultados de ninguna elección, y fueron rechazados por jueces estatales y federales nombrados por miembros de ambos partidos, incluso algunos nombrados por el mismo Trump.
Algunos de los juicios estaban tan mal sustentados, basados en obvias falsedades y sin evidencia, que llevaron a sanciones disciplinarias contra los abogados que los entablaron. (El único juicio que procedió –sobre los votantes de Pensilvania que no proporcionaron identificación apropiada en las urnas, no podían resolver el problema más de tres días después– no llegó ni remotamente a cambiar el resultado en el estado y no favorecía a ningún candidato en particular).
El pueblo mismo expresó su opinión. El año pasado, los votantes repudiaron el negacionismo electoral de Trump. En las elecciones de 2022, muchos candidatos repitieron las quejas de Trump de que le robaron la elección presidencial, incluso en campañas para senador y gobernador en estados sin partido mayoritario claro.
Algunos que se postularon a cargos para supervisar las elecciones futuras, como el de secretario de estado, centraron su mensaje a los votantes alrededor de la Gran Mentira. Pero no fue una estrategia ganadora.
Al principio, el negacionismo electoral pareció darles a los candidatos una ventaja tanto en recaudación de fondos como en votos en las primarias republicanas. Pero en las elecciones generales, les fue mal a los candidatos que pusieron en duda la victoria de Biden.
Los negacionistas electorales recibieron menos votos que los otros candidatos del mismo partido en su estado, especialmente en campañas para secretario de estado, quien en la mayoría de estados es el funcionario a cargo de las elecciones. De hecho, si bien algunos negacionistas electorales ganaron en estados muy republicanos, en todos los estados sin partido mayoritario claro, perdieron todos los negacionistas electorales que postularon a un cargo estatal.
Ahora un fiscal federal investigó y determinó que las acciones de Trump bajo el pretexto de negacionismo electoral son un delito. Estos cargos son una nueva confirmación de que no hubo ningún fraude generalizado en las elecciones presidenciales de 2020.
Todos los conteos, investigaciones policiales y análisis periodísticos serios en toda la nación llegaron a la misma conclusión. Y se reveló que ni siquiera los presentadores de Fox News que hablaban de una conspiración, creían en ella, según los mensajes de texto obtenidos en el juicio de difamación de Dominion Voter Systems contra la compañía, que resultó en una indemnización millonaria decidida en un arreglo extrajudicial.
En los últimos dos años, se ha probado tantas veces que el negacionismo electoral es falso, que otra comprobación ya no sorprende. Esta, sin embargo, es histórica porque son cargos contra un expresidente.
Traducción de Keynotes Translations and Editorial Services