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Análisis

¿Puede Kamala Harris utilizar el dinero de campaña de Joe Biden?

La práctica frecuente de la Comisión Federal de Elecciones indica claramente que Harris puede tener acceso a los fondos.

Julio 29, 2024
President Biden and VP Harris
Andrew Harnik/Getty
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La decisión del presidente Biden de retirarse de la contienda presidencial de 2024 ha planteado una pregunta urgente ahora que es probable que lo reemplace la vicepresidenta Kamala Harris como candidato: ¿qué pasará con el considerable fondo de campaña de Biden-Harris, que ascendía a unos $240 millones el día que abandonó la contienda?

Una parte importante de esos $240 millones ya está bajo el control del Comité Nacional Demócrata y otros comités del partido, y por lo tanto no se ve afectada en absoluto por la retirada de Biden. Pero más de $90 millones estaban en manos del principal comité de campaña de Biden, la entidad oficial de la campaña de reelección de Biden-Harris. Los documentos presentados ante la Comisión Federal de Elecciones (Federal Election Commission o FEC por sus siglas en inglés) indican que esos fondos los utilizará ahora la campaña de Harris. ¿Es esto legal?

La mayoría de los expertos en financiación de campañas creen que sí. El razonamiento es sencillo. Las normas de la FEC establecen que " cualquier parte designado como el destinatario de los fondos por el comité principal de campaña del candidato a la presidencia de un partido político será el destinatario de los fondos de la campaña del candidato de ese partido político al cargo de vicepresidente". Por lo tanto, el comité de Biden, que también fue su comité principal de campaña en 2020, ha incluido a Harris en los documentos presentados ante la FEC desde que pasó a ser su compañera de fórmula. Una vez que Biden retiró su candidatura este año, el comité simplemente actualizó su registro en la FEC para sustituir a Biden por Harris en la parte superior de la lista.

Es cierto que los reglamentos de la FEC y las leyes federales no contemplan específicamente esta situación: una vicepresidenta en ejercicio que se presenta a la reelección y luego pasa a ocupar el primer puesto de la lista antes de haber sido nominada formalmente en la convención de su partido, pero la comisión nunca ha indicado que un vicepresidente en ejercicio deba crear en algún momento su propio comité de campaña y mucho menos ha ofrecido orientación específica sobre cuándo podría ser necesario hacerlo.

En los últimos tiempos, todos los candidatos a la presidencia y a la vicepresidencia se han presentado a la reelección juntos, en una sola lista, y compartido un comité antes y después de la nominación formal. Es comprensible que la campaña de Harris se base en este precedente.

Ni siquiera está claro que este enfoque ofrezca a la campaña una verdadera ventaja financiera. El hecho de que se presenten juntos como una sola candidatura significa que el presidente y el vicepresidente están sujetos conjuntamente a los límites de contribución. Si un donante ya dio el límite legal a la campaña de Biden-Harris (como lo han hecho muchos donantes ricos), la campaña de Harris no puede volver a solicitarle dinero. Si, en cambio, la campaña de Harris se considera separada de la de Biden, tendría libertad de pedirles más dinero a esos donantes.

Mientras tanto, la campaña no tendría necesariamente que devolver el dinero original de Biden-Harris, ya que todo o al menos una parte podría ser redirigido al Comité Nacional Demócrata, que tiene permitido aceptar transferencias ilimitadas de los candidatos. El dinero se podría usar entonces para apoyar a los nuevos candidatos.

El efecto, como ha señalado otro comentarista, sería esencialmente duplicar los límites legales de contribución para las campañas presidenciales, lo que inyectaría aún más dinero al proceso.

Sin embargo, el expresidente Trump, el grupo conservador Citizens United (demandante en el notorio fallo de la Corte Suprema que llevó a la eliminación de muchas otras normas de financiamiento de campañas) y varios partidos republicanos estatales han presentadoquejas ante la FEC. Argumentan que Harris no puede tener acceso a los fondos de Biden-Harris y que, como dice la denuncia de Trump, el intento de la campaña de usarlos equivale a un "robo".

Pese a la retórica exagerada, sin duda hay lugar para un debate legal en este caso. Sin embargo, dado el historial de la FEC de permitir cuentas de campaña conjuntas entre candidatos a presidente y vicepresidente en ejercicio, es poco probable que estas quejas ganen terreno.

Incluso si la ley en última instancia no favorece la posición de la campaña de Harris, los comisionados de la FEC han citado en el pasado reglas poco claras como fundamento para desestimar quejas como una cuestión de discreción procesal, y no hay duda de que en este caso habría razones convincentes para tal desestimación.

Para bien o para mal, sería imposible apelar esa decisión ante los tribunales según la legislación actual.

En cualquier caso, la lentitud de la dividida FEC a la hora de resolver disputas (que a menudo tarda años) hace que sea muy poco probable que la comisión se pronuncie sobre este asunto antes de las elecciones. Y dado el ritmo récord al que la campaña de Harris recauda nuevos fondos, la cuestión de si en última instancia tiene derecho a los fondos restantes de la campaña de Biden-Harris puede ser solo teórica.

Es irónico que algunas de las voces que más denuncian este asunto sean las de quienes han encabezado con éxito los intentos de debilitar las mismas reglas que acusan a la campaña de Harris de haber infringido. Gracias a estos esfuerzos, las campañas ya cuentan con formas eficaces de eludir la mayoría de los límites legales a la recaudación de fondos.

Por ejemplo, los candidatos pueden crear comités "super PACs" supuestamente independientes y colaborar estrechamente con ellos. Estos tienen la libertad de recaudar dinero ilimitado de megadonantes multimillonarios (incluso donantes  que  son propietarios de empresas con contratos del gobierno).

Las campañas también pueden apoyarse en grupos anónimos de financiación que encubren la identidad de sus donantes, cuyos gastos aumentan y se vuelven cada vez más difíciles de rastrear.

Independientemente de hasta qué punto estos actores tratan de estirar los límites legales, por lo general tienen poco que temer de la FEC, que a menudo tiene dificultad para hacer cumplir la ley incluso cuando es clara.

En resumen, existen problemas reales y duraderos con nuestro sistema de financiación de campañas que una  gran mayoría de estadounidenses de todo el espectro político quieren que resuelvan los líderes electos. El uso que la presunta candidata demócrata hizo de los fondos recaudados conjuntamente con su predecesor de acuerdo con los límites legales para beneficiar a la lista de su partido no es uno de ellos.

Traducción de Keynotes Translations and Editorial Services