Si se define la victoria en el trazo de los nuevos distritos del Congreso como garantizar el control de la Cámara de Representantes, se puede considerar que el más reciente ciclo fue prácticamente un empate. Conforme a los nuevos mapas de los distritos del Congreso, tanto los demócratas como los republicanos tienen vías posibles para alcanzar la mayoría en la cámara baja en los próximos años, pero esto se debe a mapas más justos por comisiones o tribunales, más que a los límites impuestos en estados donde los políticos controlan el proceso.
Lo más probable, dada la implacable dinámica de las elecciones de mitad de periodo de este año, es que en 2022 los demócratas pierdan la mayoría en la Cámara de Representantes. Pero si es así, por lo menos los nuevos mapas les darán algunas vías razonables para recuperarla en ciclos electorales futuros. Asimismo, si los republicanos, en efecto, logran volver a controlar esa cámara en 2022, es muy posible que descubran que su nueva mayoría es incómodamente tenue.
Cabe advertir, sin embargo, que si bien ninguno de los partidos quedará imposibilitado permanentemente de ganar la mayoría de la Cámara de Representantes, eso no quiere decir que los mapas sean justos. En general, la manipulación de los distritos (gerrymandering) por los partidos sigue distorsionando los mapas a favor de los republicanos, lo que hace el camino a la mayoría para los demócratas más difícil de lo que normalmente sería. Es más, gran parte de esta manipulación es a costa de las comunidades de color, particularmente en la región sur del país.
Asimismo, es posible que todavía no se haya terminado de cambiar los distritos electorales para el actual ciclo. En tiempos de una política sumamente polarizada en los que asumir el control del Congreso pueda parecer existencial, varios estados quizá decidan volver a trazar sus mapas a mitad de década si los manipuladores necesitan reforzarlos o si cambios en el poder judicial o las leyes eliminan un importante observador.
La vía republicana
Para los republicanos, el camino a la mayoría en la Cámara empieza con su dominio continuo del Sur, la región más populosa y de mayor crecimiento del país, donde abundan los escaños. Desde el realineamiento sureño en la década de 1990 e inicios de siglo, el Sur es un ancla crucial en la búsqueda de los republicanos de la mayoría en la Cámara de Representantes. Antes de ello, los republicanos se habían limitado a no más de 200 escaños en todas las elecciones de esa asamblea posteriores a 1956.
Al inicio de este ciclo electoral, los republicanos tenían un firme control del proceso de cambiar los distritos en todo el Sur, excepto Virginia, donde se usaría un nuevo proceso creado por ambos partidos, y Luisiana, donde los republicanos se quedaron un poco cortos de lograr una mayoría legislativa a prueba de vetos. Como en ciclos pasados, usaron ese poder enérgicamente para aumentar su ventaja en la región. Al distorsionar aun más los mapas en estados populosos como Texas, Georgia y Florida, los republicanos lograron crear siete distritos adicionales que los favorecen y ahora son los preferidos en 70 por ciento de los 155 escaños de la región, una porción enorme y un incremento del ya imponente 66 por ciento antes de que se trazaran los nuevos mapas. En ninguna otra región del país los republicanos son los favoritos en tantos escaños o un porcentaje tan grande. Pero la situación podría haber sido incluso peor para los demócratas: si los tribunales estatales de Carolina del Norte no hubieran ordenado un nuevo delineamiento de un mapa muy manipulado de los distritos del Congreso, el dominio de los republicanos en la región hubiera sido incluso mayor.
En total, si se toman en cuenta los seis distritos decisivos que favorecen a los demócratas, los nuevos mapas en el Sur les dan a los republicanos la posibilidad de ganar hasta 114 asientos, poco más de la mitad del número necesario para la mayoría. Es más, en la mayoría de dichos distritos, los republicanos no solo prevalecen, sino que tienen un amplio margen debido a la estrategia concertada del partido de eliminar los distritos reñidos. Con los nuevos distritos, la competencia será real en menos de 1 de cada 10 distritos a favor de Trump en el Sur, mucho menos que en la mayor parte del país. #
La siguiente región en orden de importancia para los republicanos es el conjunto de estados justo al oeste del centro del país, en el Medioeste y las Grandes Llanuras del país, donde controlaron el cambio de los límites en 6 de los 12 estados de la región. Los republicanos también se beneficiaron en un séptimo estado, Wisconsin, donde el tribunal supremo del estado trazó los mapas después de que la legislatura llegó a un impasse, pero prácticamente dejó en vigor los límites manipulados a favor de los republicanos de la década pasada, con el fundamento de que los cambios en cualquier mapa trazado por el poder judicial deben ser mínimos. (Dos otros estados muy republicanos, Dakota del Norte y Dakota del Sur, tienen un solo distrito del Congreso, por lo que no hubo cambios).
En conjunto, la redistribución de distritos en el Medioeste y las Grandes Llanuras resultó en 62 en los que los republicanos tienen la oportunidad de ganar, incluidos 43 seguros. Sin embargo, los nuevos mapas en el Medioeste y las Grandes Llanuras no favorecen a los republicanos tanto como los anteriores. Debido a los cambios que hacen los distritos más justos en Michigan bajo la nueva comisión independiente de redistribución del estado, además de una enérgica manipulación por los demócratas en Illinois, el número de distritos a favor de Trump en la región se redujo en seis, con lo que se contrarrestaron muchos de los incrementos de los republicanos en el Sur.
En el resto del país, los republicanos tuvieron poco control de los cambios en distritos, lo que dificultó que el partido se asegurara la mayoría.
En los estados Montañosos, la región menos poblada del país, todos excepto uno de los mapas fueron trazados por comisiones o bajo control demócrata. (La excepción fue Utah, donde los republicanos manipularon los límites. Además, Wyoming, un estado muy republicano, tiene un solo escaño). Los mapas en la región dan a los republicanos la oportunidad de ganar de 17 a 22 asientos, según la dinámica electoral. Pero a fin de cuentas, la región no les dio a los republicanos un aumento neto de escaños, aunque queda por verse si una riesgosa campaña demócrata para maximizar su representación en Nevada podría ser contraproducente y beneficiar a los republicanos en un ciclo electoral futuro.
De igual manera, en el Noreste y Oeste, que están muy poblados y son muy demócratas, los republicanos no controlaron los cambios en los límites electorales en ningún estado. Si bien mapas nuevos en las dos regiones les dan a los republicanos la posibilidad de ganar un total de 20 a 40 escaños, los republicanos solo pueden contar con 20 si el ambiente electoral pasa a favorecer mucho a los demócratas.
Sin embargo, los republicanos se anotaron una victoria considerable en el Noreste donde los tribunales estatales de Nueva York anularon un mapa manipulado del Congreso aprobado por los demócratas y ordenaron que lo remplace uno más equilibrado y trazado por un auxiliar especial. El efecto hizo competitivos tres distritos demócratas, mientras que el mapa original no tenía ninguno. De hecho, si los republicanos tienen una vía a la mayoría, pueden agradecer a los tribunales y las comisiones que delimitaron dos tercios de todos los distritos donde Biden es competitivo en el país y 9 de los 11 más competitivos. Sin estos distritos, la vía republicana a la mayoría sería considerablemente más difícil.
Al final, la redistribución electoral ofreció un camino razonable pero complicado a la mayoría republicana en la Cámara de Representantes. Para ganar, los republicanos deben aferrarse a los 208 distritos en los mapas nuevos que Donald Trump habría ganado en las últimas elecciones presidenciales, además de por lo menos algunos de los 30 distritos en los que Joe Biden ganó con un pequeño margen ese año. Lo más probable es que no sea difícil en 2022, dada la dinámica de mitad de periodo que favorece mucho a los republicanos, pero podría ser un poco más difícil en ciclos futuros si el cambio previsto hacia los republicanos en 2022 en los distritos que favorecieron a Biden es apenas una anomalía de ciclo en vez de un realineamiento a largo plazo.
La vía demócrata
Los demócratas tienen una vía a la mayoría muy diferente, que de algunas maneras es más fácil y en otras más difícil que la de los republicanos.
Desde la perspectiva de los demócratas, lo positivo es que inician la búsqueda de la mayoría en la cámara baja con considerablemente más escaños seguros que los republicanos. Si bien los nuevos mapas contienen 178 distritos que Trump ganó en 2020 con ocho o más puntos (prácticamente un asiento seguro), contienen 197 distritos que Biden ganó con ese margen, con lo que apenas les faltan 21 escaños para la mayoría en la Cámara.
Estos distritos seguros están concentrados en el Noreste y Oeste, dos regiones muy demócratas donde ahora 116 de los 127 distritos que los favorecen son firmemente pro Biden. Pero los demócratas también salieron del ciclo de cambios a los distritos con 41 asientos firmemente a favor de Biden en el Sur y 40 adicionales en el resto del país. Este gran bloque de escaños firmes para Biden les dan a los demócratas un ancla considerable en sus esfuerzos por ganar en la Cámara de Representantes, a no ser que enfrenten un desastre electoral total o un extenso e imprevisto realineamiento de votantes.
Pero los demócratas vieron frustrados sus esfuerzos por forjar una vía segura a la mayoría cuando los tribunales estatales se opusieron a los mapas que manipularon en Nueva York y Maryland, y ordenaron que se anularan. Por otro lado, los demócratas también perdieron oportunidades, por lo menos en este ciclo electoral, como resultado del fallo de un tribunal estatal en Ohio que permitió que un caso de manipulación a favor de los republicanos permaneciera en vigor para las elecciones de mitad de periodo de 2022. De igual manera, los tribunales federales suspendieron temporalmente una demanda respecto a la Ley de Derechos Electorales en Alabama, Luisiana y Georgia que podría haber hecho que se crearan tres distritos adicionales que les daban mayor oportunidad a las personas de raza negra y que probablemente habrían elegido a demócratas.
De todos modos, los mapas les dan a los demócratas múltiples maneras de lograr la mayoría en la Cámara esta década. La vía más directa está en los 30 distritos en los nuevos mapas en los que Biden predominó con menos de 8 puntos porcentuales en 2020. Si los demócratas ganan en todos o casi todos esos distritos (lo que es una posibilidad en un buen ciclo electoral para los demócratas), terminarían con aproximadamente el mismo número de escaños que tienen actualmente en la Cámara de Representantes sin la necesidad de captar ningún distrito de Trump. Alternativamente, los demócratas podrían crear una vía a la mayoría —o incluso una mayoría más extensa— si captan una porción de los 30 distritos en los que Trump ganó con menos de 8 puntos porcentuales en 2020.
Pero si en teoría los demócratas parecen tener más vías a la mayoría que los republicanos, también existen muchos retos. El mayor riesgo de los demócratas es que muchos de los distritos competitivos para Biden no sean solo un poco competitivos sino altamente competitivos. De hecho, en los 30 distritos en los que Biden ganó con un margen pequeño, su margen mediano de victoria fue de apenas 4.7 puntos porcentuales. Con incluso cambios modestos de coalición, muchos de estos escaños podrían quedar fuera del alcance de los demócratas y no solo en los años de auge republicano. Si por ejemplo, los votantes latinos o blancos de los suburbios se inclinaran hacia los republicanos a largo plazo, podría hacerse difícil que los demócratas ganen en muchos de estos distritos. Si bien es demasiado temprano para llegar a conclusiones definitivas sobre tendencias a largo plazo, ya hay indicios potencialmente preocupantes para los demócratas de precisamente ese cambio posible de coalición, particularmente entre los latinos.
En conclusión, lo bueno para los demócratas es que pueden lograr una mayoría en la Cámara de Representantes si simplemente ganan los 227 distritos en los nuevos mapas en los que Biden predominó en 2020. Incluso si pierden algunos de esos distritos, tienen una vía alternativa a la mayoría en 30 de los distritos recién configurados que Trump ganó con un margen relativamente pequeño en esas elecciones, muchos de ellos en los suburbios que vienen inclinándose sostenidamente hacia su partido. Pero si bien los demócratas aún tienen potencialmente más vías a la mayoría, cabe el error. Bastaría un leve cambio para que muchos distritos en los que Biden ganó por un pequeño margen para que la Cámara quede fuera del alcance de los demócratas. A la inversa, ya que los distritos competitivos para Trump están a punto de dejar de serlo, necesitarían un cambio mucho mayor para ser contrincantes reales.
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En resumidas cuentas, los mapas de esta década no son tan justos ni competitivos como deberían ser. Pero al mismo tiempo, gracias en gran parte a comisiones y tribunales, ninguno de los partidos tiene una ventaja decisiva a largo plazo en la lucha por el control de la Cámara de Representantes. En cierta medida, esa es una victoria pequeña, si no totalmente satisfactoria, para la democracia.
Traducción de Keynotes Translations and Editorial Services