La llamada infame que le hizo Donald Trump al secretario de estado de Georgia Brad Raffensperger es ahora una prueba fundamental en las investigaciones penales que se están llevando a cabo sobre los intentos del expresidente de anular las elecciones de 2020.
Durante la llamada del 2 de enero de 2021, Trump presentó varias alegaciones falsas de fraude electoral generalizado, con el objetivo de presionar a Raffensperger para que revirtiera los resultados de las elecciones en el estado de Georgia, desde mentiras acerca de votos de personas fallecidas y personas de otros estados hasta teorías conspirativas sobre buzones llenos de boletas ilegítimas y equipos de votación manipulados. Estas falsas alegaciones motivaron el ataque del 6 de enero contra el Capitolio y siguen perjudicando nuestra democracia.
Durante años, el Brennan Center ha desmentido los mitos de fraude electoral que Trump y otras personas usan para debilitar la confianza del público en las elecciones estadounidenses. Las alegaciones que hizo Trump durante su llamada telefónica con Raffensperger son más de lo mismo: cada una ha sido demostrada ser falsa una y otra vez. A continuación, se presentan varias de las falsedades y las pruebas que las desmienten.
Afirmaciones de que había votos de personas fallecidas y de personas que se hicieron pasar por otras en las elecciones de 2020 en Georgia:
- “Creo que la cifra llega a las 5,000 personas. Y usaron obituarios. Usaron todo tipo de métodos para llegar a un número preciso y el mínimo llega a unos 5,000 votantes”.
- “Pero también hay un [sic] números considerables de personas, miles y miles, que fueron al lugar de votación el 3 de noviembre. Les dijeron que no podían votar, les dijeron que no podían votar porque ya se había entregado una boleta en su nombre”.
El propio equipo de campaña de Trump desmintió estas afirmaciones. Un informe de investigación que había encargado su equipo de campaña (pero que había mantenido en secreto) identificó solo 23 “posibles” casos de personas que se hicieron pasar por votantes fallecidos en todo el estado. La investigación oficial de Georgia detectó solo cuatro.
Desde comienzo de los años 2000, el Brennan Center ha estado desmintiendo las falsas alegaciones de fraude electoral por votos de personas fallecidas y que se hacen pasar por otras, y ha demostrado que estos actos ilícitos son extraordinariamente infrecuentes.
Hay muchas salvaguardas que impiden que una persona vote en nombre de otra. Las leyes estatales y federales prohíben este tipo de suplantación de identidad de votantes, incluso si alguien pretende votar en nombre de una persona fallecida.
Todos los estados actualizan periódicamente sus listas de inscripción de votantes, o padrones electorales, para eliminar a cualquier votante que haya fallecido y, para realizar esas eliminaciones, se basan en los datos obtenidos de organismos estatales y federales. Además, las salvaguardas de verificación de identidad de votantes, como la verificación de firmas, brindan niveles adicionales de protección contra una posible suplantación de identidad.
Trump hizo varias declaraciones falsas sobre buzones de devolución de boletas:
- “Y tuvieron buzones de devolución de boletas, lo cual es muy malo. Tuvieron buzones de devolución de boletas que se recogieron. Tenemos fotografías y tenemos declaraciones juradas de muchas personas”.
- “Tuvieron buzones de devolución de boletas en las que se recogió el buzón, pero no se entregó hasta pasados los tres días. Podrían haber pasado todo tipo de cosas con ese buzón, por ejemplo, ya sabes, poner los votos que se les antoje”.
Los buzones son un método común y de comprobada eficacia para devolver boletas de voto por correo. De acuerdo con el estudio sobre el desarrollo de las elecciones estadounidenses realizado en 2016 por la Universidad de Harvard, el 73 por ciento de votantes de Colorado, el 59 por ciento de Oregón y el 65 por ciento del Estado de Washington devolvió su boleta de voto en un sitio físico como un buzón de devolución.
Numerosos análisis han demostrado que el fraude electoral relacionado con boletas de voto enviadas por correo o colocadas en buzones de devolución es tan infrecuente que es más probable que a una persona le caiga un rayo que se cometa fraude electoral por correo.
Además, al contrario de la afirmación infundada de Trump de que se recogieron buzones de devolución de boletas, los estados han implementado muchos niveles de seguridad en los buzones de devolución de boletas, por ejemplo, candados o cierres de seguridad inviolables; enganches de sujeción que los aseguran a un objeto inamovible si están en un sitio donde no hay personal que los vigile, o detrás de un mostrador o bajo la vigilancia de alguna otra forma si están en un sitio con personal; y el uso de vigilancia por video o mediante un monitoreo realizado por equipos de trabajadores electorales de los dos partidos políticos.
Trump sugirió incorrectamente que las personas no pueden votar sin una dirección de residencia permanente:
- “Tuvieron 904 que votaron cuando tenían solamente un... número de casilla postal... y eso no está permitido”.
Algunos días después de que Trump haya hecho esta declaración, el funcionario electoral de Georgia, Gabriel Sterling, informó que la investigación de la Secretaría de Estado no había detectado ningún caso de personas que se hubieran registrado para votar usando solamente un número de casilla postal.
Trump también insinuó falsamente que se necesita una dirección de residencia permanente para inscribirse para votar. Varios tribunales en todo el país han afirmado que las personas que no tienen una dirección de residencia permanente igual pueden votar, porque se reconoce que este tipo de requisito excluiría a un gran número de votantes elegibles que no tienen direcciones tradicionales, como las personas sin vivienda que viven en la calle y las comunidades indígenas que no cuentan con servicio postal.
Trump tergiversó el conteo de boletas que realizaron las trabajadoras electorales
Ruby Freeman y su hija Wandrea “Shaye” Moss como “una estafa de votos”:
- “Tuvimos por lo menos 18,000... votantes que tuvieron que ver con [Freeman]. Ella es una estafadora de votos, una estafadora profesional de votos y una tramposa”.
- “[Las 18,000 boletas] no estaban en un buzón oficial de votos, sino que estaban en lo que parecían ser maletas o baúles, maletas, pero no estaban en los buzones de votos”.
Trump tergiversó el trabajo legítimo de las trabajadoras electorales Moss y Freeman y lo tildó de manipulación de boletas, con la alegación falsa de que habían sacado boletas falsas de maletas escondidas debajo de las mesas de un centro de conteo en Georgia. El comité selecto de la Cámara de Representantes para investigar el ataque del 6 de enero documentó la ola de amenazas racistas que recibieron las dos mujeres después de que Trump y su abogado Rudy Giuliani las hubieran señalado públicamente.
Luego de estudiar las grabaciones de video del supuesto incidente, las autoridades locales y estatales determinaron que las mujeres simplemente sacaban las boletas de unas cajas de seguridad de debajo de las mesas, como parte del proceso normal de conteo de boletas. Además, el exfiscal federal del distrito norte de Georgia declaró ante el comité del 6 de enero que no hubo pruebas de fraude durante ese episodio.
Trump volvió a usar las mismas afirmaciones de 2016 sobre votantes de otros estados:
- “Tuvieron votantes de otros estados. Votaron en Georgia, pero eran de otros estados”.
- “Y después volvieron y votaron”.
Tanto el Brennan Center como las noticias, y hasta un miembro de la comisión de fraude electoral de la propia administración de Trump, han refutado las distintas declaraciones de Trump sobre la presencia de votantes de otros estados. Con respecto a Georgia en particular, un abogado que representó a la Secretaría de Estado aclaró que “todas las personas que comprobamos eran personas que vivían en Georgia, se mudaron a otro estado, pero volvieron a mudarse a Georgia de manera legítima”.
Todos los estados actualizan con regularidad sus padrones electorales para eliminar a cualquier votante que se haya mudado a otro estado. El Centro de Información de Registro Electoral (ERIC), del que Georgia es miembro, ayuda a los estados miembro a identificar votantes que se hayan mudado para actualizar sus padrones correctamente.
De todas formas, en ciertas situaciones, sí se puede votar mientras se está en otro estado. Por ejemplo, es legal mudarse a otro estado temporalmente (por ejemplo, como estudiante universitario o miembro de las fuerzas militares) y aún votar en Georgia.
Trump sugirió de manera incorrecta que las boletas de ausente que se enviaron a una dirección desocupada eran prueba de fraude:
- “Tuvieron boletas de ausente... que se enviaron a direcciones desocupadas. No tenían nada en las direcciones, y esas son 2,326”.
Durante la llamada telefónica, Raffensperger le explicó a Trump que esos “datos” eran “incorrectos”. Georgia y otros estados utilizan una amplia gama de procedimientos para asegurarse de que las solicitudes de boletas de voto por correo provengan únicamente de votantes registrados actuales y toman medidas para reducir errores cuando se envían las boletas por correo, por ejemplo, mediante el mantenimiento periódico de los padrones electorales.
Cuando los estados envían las boletas por correo, usan varias salvaguardas para asegurarse de que las utilicen solo las personas destinatarias para emitir su voto.
Estas salvaguardas incluyen el uso de sobres de boletas individualizados en los que cada votante tiene que brindar información de identidad personal, así como el requisito de colocar su firma o su declaración jurada o la de un testigo o notario. Cuando se devuelve una boleta de voto por correo, la firma o la información de identidad personal se compara con la información almacenada en los padrones electorales. Y durante el proceso de escaneo, la tecnología de escaneo de boletas puede detectar boletas falsificadas.
Mediante este proceso, los estados rastrean la cantidad de boletas emitidas y devueltas, así como también los nombres y las direcciones de votantes cuyas boletas se recibieron. En la mayoría de los estados, si un votante se comunica con una autoridad electoral para notificar que no recibió la boleta de voto por correo que había solicitado, esta se puede rastrear a través de un código de barras individualizado que les permite a las autoridades identificar y cancelar una boleta perdida o robada y enviar una nueva.
Trump repitió teorías conspirativas sobre máquinas de votación corruptas y destrucción de boletas:
- “Es decir, en otros estados, creemos haber encontrado una corrupción tremenda con las máquinas Dominion, pero habrá que verse”.
- “Están quemando sus boletas, están triturando, triturando boletas y llevándose equipos. Están cambiando el equipo en las máquinas Dominion y, ya sabes, eso no es legal”.
- “Supuestamente trituraron, creo que dijeron, 300 libras de, 3,000 libras de boletas”.
A pesar de las declaraciones públicas que lo refutaban, tanto la campaña de Trump como Fox News —que difundió sus alegaciones— sabían que lo que decía Trump sobre las máquinas Dominion era infundado. Las autoridades electorales emplean prácticas estatales y federales rigurosas de verificación y certificación tanto antes como después de las elecciones para evitar el fraude y los errores en las máquinas.
Las alegaciones de Trump sobre la destrucción de boletas tampoco tienen ninguna base en hechos reales. Estas alegaciones provienen de unas publicaciones en las redes sociales que mostraban un camión de trituración de documentos fuera de una oficina gubernamental en el condado de Cobb, Georgia. Las autoridades locales explicaron que las publicaciones habían capturado imágenes de un proceso de rutina de trituración de documentos sobre impuestos del condado y otros materiales del condado no relacionados con las elecciones.
Trump afirmó falsamente que hubo más votos que personas en Míchigan y Pensilvania:
- “En Detroit, tuvimos, creo que votó el 139 por ciento de las personas. Eso no está bien”.
- “En Pensilvania, tuvieron más de 200,000 votos más que el total de personas que votó”.
Los conteos oficiales de votos de los dos estados desmintieron las alegaciones de Trump, que coinciden con sus esfuerzos de socavar la legitimidad de los conteos de votos en estados con ciudades y condados que tienen grandes poblaciones de votantes de raza negra y origen latino, como en Míchigan (Detroit) y Pensilvania (Filadelfia). En Detroit, los resultados oficiales indicaron una participación en las elecciones del 51 por ciento. El porcentaje de Trump del 139 por ciento parece provenir de un análisis desacreditado de los resultados de las elecciones que realizó Russell Ramsland Jr., empresario texano que propaga a toda voz el negacionismo y quien no dio ninguna explicación sobre cómo llegó a esa cifra.
En Pensilvania, los resultados oficiales del estado señalaron una participación en las elecciones del 76.5 por ciento. Los “200,000” de Trump parecen provenir de una declaración publicada por el representante estatal republicano Frank Ryan y por otras personas, pero una funcionaria del Departamento de Estado de Pensilvania indicó que se trataba de “información obviamente errónea” y explicó que se basaba en datos incompletos.
Traducción de Ana Lis Salotti.