Este artículo se publicó originalmente en Times Union
Ya llegaron los resultados: solo un puñado de megadonantes dominaron la recaudación de fondos para las campañas políticas de los candidatos en las elecciones estatales de Nueva York en 2022. Un nuevo análisis demuestra que los 200 donantes que más donaron en las elecciones de 2022 les dieron $16 millones a candidatos estatales, lo cual significa unos $2 millones más que todos los 206,000 pequeños donantes juntos que donaron en la misma elección. A estos pequeños donantes les va a costar más hacer oír su voz en Albany, la capital del estado, que a los 200 megadonantes. Este desequilibrio no es nada nuevo en la política de Nueva York, pero no será para siempre.
Gracias a un programa pionero de financiación pública, los pequeños donantes tendrán más peso en las próximas elecciones de Nueva York. La actual gobernadora Hochul y la legislatura deben garantizar que el presupuesto estatal brinde los fondos necesarios para que el programa se implemente y nos dé la democracia justa e inclusiva que nos merecemos los neoyorquinos y neoyorquinas.
La mañana siguiente al día de las elecciones de 2022, Nueva York lanzó el programa estatal de financiación pública más poderoso de la nación. Promete contrarrestar la influencia de los grandes donantes en las elecciones porque amplifica la voz de toda la ciudadanía neoyorquina.
Un nuevo análisis de la recaudación de fondos de los candidatos en las elecciones estatales de Nueva York en 2022, llevado a cabo por el BrennanCenter y OpenSecrets, demuestra que este programa podría multiplicar por seis el poder financiero de los pequeños donantes a sus candidatos legislativos: sus contribuciones que actualmente representan el 11 por ciento de todas las donaciones podrían representar hasta el 67 por ciento con este programa. Y para los candidatos estatales, el poder financiero de los pequeños donantes podría multiplicarse casi por siete, del 6 al 41 por ciento.
Este aumento es importante porque, cuando las autoridades dependen de megadonantes para ser electas, se arriesgan a crear la percepción —que muchas veces es real— de que van a gobernar en favor de los intereses de sus donantes, en lugar de los de la población.
De hecho, la Comisión de Moreland para Investigar la Corrupción Pública afirmó en 2013 que la “cultura política de poner dinero para entrar en las elecciones está facilitada por un sistema de financiación de campañas políticas en la que los grandes donantes establecen la agenda legislativa”. La comisión terminó recomendando el sistema de financiación público que tenemos ahora.
Este programa, en el que los candidatos y candidatas pueden participar si quieren, recompensa a aquellas personas que recaudan pequeñas donaciones de su electorado. En las elecciones estatales, toda donación de residentes neoyorquinos de hasta $250 se multiplica por seis, de modo que una donación de $10 se multiplica por seis ($60), y el candidato o candidata recibe $70. En las elecciones para la asamblea y el senado estatales, solo se multiplican las donaciones de residentes del distrito, y las donaciones más pequeñas se multiplican por el múltiplo más alto. Para participar en este programa, los candidatos deben llegar a un mínimo de fondos recaudados para demostrar el apoyo público con el que cuentan.
Y la cantidad de fondos públicos que puede recaudar cada candidato tiene un máximo. Igualmente, los candidatos que participan del programa aún pueden recaudar todos los fondos privados que quieran, pero con un límite de contribución estatal.
Los candidatos y candidatas que participen podrán financiar campañas políticas competitivas con las pequeñas donaciones que les realice su propio electorado, en lugar de los grandes donantes y sus intereses especiales. Podrán recaudar fondos de la misma forma en que hacen campaña: dedicándoles tiempo a sus votantes. Esto fomentará una nueva población de donantes más representativa y fortalecerá la conexión de las autoridades con las comunidades a las que atienden.
Aun con la financiación independiente ilimitada que pueden aportar los súper-PAC creada gracias a la decisión de la Corte Suprema en la causa
Citizens United, este programa de financiación pública les da a los candidatos suficientes recursos como para competir. Por un lado, la mayoría de las contiendas electorales no reciben ninguna financiación independiente, y en 2022 el 75 por ciento de las donaciones de los súper-PAC en las elecciones legislativas fue destinado a tan solo el 10 por ciento de los distritos. Además, para los candidatos y candidatas que los recaudan, los fondos públicos disponibles se comparan a las cifras donadas en algunas contiendas con la mayor cantidad de donaciones de los súper-PAC. Y el programa no establece ningún límite sobre la cantidad de fondos totales que pueden recaudar y gastar los candidatos participantes.
Para implementar el programa y financiar los fondos que se deben multiplicar, la Junta de Financiación Pública de Campañas del estado ha solicitado $114.5 millones, lo cual corresponde a menos del 0.001 por ciento del presupuesto estatal. Es una excelente inversión que le permite al electorado competir con los intereses especiales que buscan influenciar la legislación para su propio beneficio.
Al mismo tiempo que Albany enfrenta todo tipo de crisis, desde sanitarias y educativas hasta de vivienda —y en un momento en el que la democracia se encuentra bajo amenaza en todo el país—, la necesidad de hacer oír a toda la ciudadanía neoyorquina nunca ha sido más evidente. En el próximo ciclo de aprobación de presupuesto, la gobernadora y la legislatura deben asegurarse de que este nuevo y potente programa tenga los recursos necesarios para darle a la población neoyorquina una voz más fuerte y clara en las decisiones legislativas que nos afectan a todos y a todas.
Traducción de Ana Lis Salotti.