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Análisis

No hay pruebas que conecten las reformas del sistema de fianza con las tasas de delincuencia

Ponerle un freno al uso de las fianzas monetarias ayuda a remediar las desigualdades económicas y raciales en el sistema de justicia penal, al tiempo que preserva la seguridad pública.

Septiembre 11, 2024
Ver la colección entera Reforma de la justicia penal: mitos y realidades

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Cuando los delitos violentos aumentaron durante la pandemia de covid-19, muchas voces en la política y los medios de comunicación encontraron un chivo expiatorio fácil: la reforma del sistema de fianza. Pero ¿es realmente la reforma del sistema de fianza el motivo del incremento de la delincuencia? En un estudio reciente que publiqué junto a Terry-Ann Craigie, profesora de Economía de Smith College, no encontramos ninguna prueba que conecte estos dos factores.

Una fianza se refiere a las condiciones bajo las cuales una persona acusada de un delito puede ser liberada mientras espera su juicio. En muchos tribunales estadounidenses, estas condiciones incluyen un depósito o una garantía de dinero, y la persona solo puede ser liberada después de pagar (o dar en garantía) una cantidad determinada de dinero. Este sistema de “fianzas monetarias” implica que la libertad de la persona puede depender, en parte, de la cantidad de dinero que tenga en el banco. También implica que las personas que no representan ningún peligro para la comunidad, pero que no tienen el dinero para pagar una fianza puedan pasarse meses (o más) en la cárcel en espera de un juicio, mientras que las personas con acceso a un buen crédito pueden salir en libertad.

También es una fuente de desigualdades raciales en el sistema de justicia. Las investigaciones indican que las poblaciones latinas han sido mucho más afectadas por el sistema de fianzas monetarias. En primer lugar, las personas latinas tienen más probabilidades de recibir una fianza más alta que las personas blancas en la misma situación. Y aun cuando se les dé la opción de recibir una fianza, solo el 33 por ciento de las personas latinas puede pagarla.

Los intentos por cambiar este sistema injusto no son nada nuevos, pero han tomado impulso en los últimos años. Nueva Jersey casi acabó con el sistema de fianzas monetarias en 2017 gracias a una iniciativa liderada por el entonces gobernador republicano Chris Christie, que la reemplazó por otro sistema que requiere que los tribunales determinen si la persona presenta un riesgo de fuga o si es probable que cometa otro delito o si cometió ciertos tipos de delitos violentos, como un asesinato.

Nueva York hizo lo mismo en 2020 cuando restringió el uso de las fianzas monetarias para la mayoría de los delitos leves y no violentos, mientras que Illinois implementó medidas más drásticas cuando, en 2023, eliminó por completo la práctica de colocar fianzas.

Sin embargo, este tipo de esfuerzos se ha convertido en un campo de batalla política, ya que sus críticos buscan una explicación para el aumento de homicidios y delitos violentos observado en plena pandemia.

Para demostrar la relación entre la reforma del sistema de fianza y el delito, el Brennan Center recabó datos sobre los índices de delincuencia en 33 ciudades de todo el país desde 2015 hasta 2021. Luego, identificamos que, de esas ciudades, 22 habían implementado algún tipo de reforma del sistema de fianza. Por último, utilizamos un método estadístico para evaluar si los índices de delincuencia eran diferentes entre las ciudades que habían implementado una reforma del sistema de fianza y las que no.

No encontramos ninguna relación estadísticamente significativa entre las reformas del sistema de fianza y las tendencias del delito en general o de delitos violentos en particular.

Dicho de otro modo, no hay pruebas claras que demuestren que la reforma del sistema de fianza haya tenido algún efecto sobre el aumento o la disminución del delito en las ciudades que estudiamos. Probamos varios métodos estadísticos para comprobar nuestros resultados, pero llegamos a la misma conclusión en todos los casos.

Por ejemplo, no encontramos ninguna relación entre la reforma del sistema de fianza y los índices de hurto (robo). Y las iniciativas de reforma del sistema de fianza a gran escala, como la aprobada por una enmienda constitucional en Nueva Jersey o por la legislatura de Nueva York, tampoco desencadenaron cambios en las tendencias delictivas.

Estos hallazgos no son nada sorprendentes. No hay una sola razón que explique el aumento o la disminución de la delincuencia, y sería increíble pensar que una sola política podría cambiar significativamente las tendencias nacionales o locales de violencia.

Otras investigaciones también han llegado a conclusiones similares. Además, a diferencia de la creencia generalizada de que la reforma del sistema de fianza aumenta el delito, una reforma del sistema de fianza a nivel estatal parece haber reducido la reincidencia en general en la ciudad de Nueva York. Un estudio diferente en varias ciudades tampoco encontró ninguna relación entre la reducción del encarcelamiento y el delito.

Las críticas en contra de la reforma del sistema de fianza se basan en la falta de conocimiento sobre cómo funcionan estas políticas. La reforma del sistema de fianza no permite que las personas evadan la responsabilidad por sus delitos o que salgan en libertad, a pesar de representar un riesgo para sus comunidades, como algunos creen. Estas reformas simplemente buscan acabar con la posibilidad de que alguien que legalmente se presume inocente pueda ser encarcelado simplemente porque no tiene suficiente dinero como para pagar una fianza.

Gracias a Megan di Russo por su apoyo a nuestra investigación

Traducción de Ana Lis Salotti.