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- Si Trump indulta a quienes causaron los disturbios del 6 de enero, estaría usando la facultad del indulto para borrar un ataque contra la Constitución y el país.
- La reinserción de los acusados por el asalto del 6 de enero les daría un impulso a los grupos de supremacía blanca y terrorismo interno en los que muchos de ellos participaron antes de invadir el Capitolio.
El presidente electo Donald Trump dice que, el mismo día en que asuma su presidencia 2.0, va a indultar a las personas que asaltaron el Capitolio el 6 de enero de 2021. “Todo va a comenzar en la primera hora”, dijo Trump a la revista Time cuando lo entrevistaron para su nota de tapa después de haberlo nombrado hombre del año. “Quizá en los primeros nueve minutos”.
Durante su campaña, Trump describió a quienes causaron los disturbios del 6 de enero como “prisioneros políticos”, pero, se olvida, a propósito, el hecho de que esas personas en manos de la justicia penal fueron acusadas por un gran jurado y condenadas por jurados, o bien por jueces federales. Los llama “grandes patriotas” y hasta abrió su primer acto de campaña en Waco, Texas, con la canción “Justice for All” grabada con un teléfono por un grupo de insurrectos encarcelados y creada al compás del himno nacional “Star Spangled Banner”.
Indultarlos sería, en palabras de Michael Waldman, presidente del Brennan Center, un mal uso de la facultad de la clemencia presidencial. De hecho, dos tercios de la población estadounidense se le opone, según una reciente encuesta del Washington Post.
La Sección 2 del Artículo II de la Constitución le otorga una amplia facultad al presidente de “conceder suspensiones de sentencia e indultos por delitos contra los Estados Unidos”, con la única excepción de los “casos de destitución”. El poder tanto de perdonar delitos como de conmutar sentencias no está restringido de ninguna otra forma, quizá con la excepción de la restricción de que un presidente no se puede perdonar a sí mismo, restricción que aún no se ha puesto a prueba en la justicia.
Dicho de otro modo, Trump puede indultar a los acusados por el ataque del 6 de enero. Si lo hiciera, no violaría la ley ni se excedería del poder que le concede la Constitución. Sin embargo, si bien técnicamente no sería un abuso de poder, sería una violación terrible y sin precedentes contra la confianza que el pueblo estadounidense deposita en sus líderes.
A mediados de diciembre, el presidente Biden indultó a 39 personas condenadas por delitos no violentos y conmutó las sentencias de otras 1,500 personas que habían cumplido los requisitos para una liberación temprana durante la pandemia de COVID-19 y lograron reinsertarse en sus comunidades con éxito.
Cuando lo hizo, Biden reflexionó sobre el ejercicio del poder del indulto diciendo: “Tengo el enorme privilegio de conceder piedad a personas que han demostrado remordimiento y rehabilitación y así devolverles la oportunidad de participar en la vida cotidiana y contribuir a sus comunidades”. El grupo de personas indultadas incluye a “padres, veteranos, profesionales de la salud, maestros, defensores de derechos y miembros comprometidos con sus comunidades”.
En cambio, según la información compilada por el periodista de NBC Ryan Reilly, los acusados por el asalto del 6 de enero aparecieron en grabaciones de video alzando y usando armas de fuego, pistolas paralizantes, postes de banderas, extinguidores de incendio, barricadas, bastones, un látigo de metal, muebles de oficina, spray de pimienta, spray para osos, un hacha tomahawk, un hacha pequeña, un palo de hockey, manoplas de acero, un bate de béisbol, un cartel gigante con el nombre de Trump, banderas de Trump, una horquilla, tablas de madera, muletas y hasta un explosivo durante el ataque contra el Capitolio.
Más de 140 oficiales de policía terminaron heridos, y numerosos miembros del Congreso tuvieron que escapar del edificio por temor a sus vidas. (La conmutación de las sentencias que les otorgó Biden a las 37 personas que estaban condenadas a muerte no debe compararse con lo que se propone hacer Trump. La conmutación significa que la persona pasará el resto de su vida en prisión en lugar de ser ejecutada, algo muy distinto a la liberación inmediata que Trump dice querer darles a los acusados por el ataque del 6 de enero).
Es aún peor si Trump termina perdonando e indultando a los miembros de las organizaciones Oath Keepers y Proud Boys que fueron condenados por el delito de conspiración sediciosa, algo que no ha descartado. El juez Amit Mehta, que sentenció al líder de los Oath Keepers, Stewart Rhodes, graduado de la Escuela de Derecho de Yale, a 18 años de prisión por conspiración sediciosa señaló: “La idea de que Stewart Rhodes pueda ser absuelto es aterradora… y debería ser aterradora para cualquiera al que le importe la democracia”.
Si Trump indulta a quienes causaron los disturbios del 6 de enero, estaría usando la facultad del indulto para borrar un ataque contra la Constitución y el país. El propósito de ese ataque era su propio beneficio personal; si lo hubiera logrado, le habría permitido permanecer en el poder después de perder las elecciones, en contra de todos los principios de la democracia estadounidense.
El ejercicio del poder del indulto por esos motivos no tendría ninguna correspondencia con lo que querían lograr los fundadores de nuestra nación. La facultad del indulto, que se incluyó únicamente después de un largo debate, se basó en la “prerrogativa de piedad” inglesa que tenían los reyes y las reinas para anular una pena que se consideraba demasiado estricta. No era para recompensar a partidarios políticos.
Perdonar a personas condenadas por intentar interferir con el traspaso legítimo y pacífico de poder después de las elecciones presidenciales de 2020 no es un acto justificado de piedad. Muy pocos de los acusados han demostrado remordimiento, y algunos han mostrado una actitud abiertamente desafiante, como Ryan Grillo, que dijo: “Trump me va a perdonar igual” después de que el juez Royce Lamberth lo sentenciara en diciembre.
Los acusados por el ataque del 6 de enero que Trump se ha comprometido a indultar no son personas que hayan cometido delitos no violentos en su adolescencia o cuando apenas tenían veinte años y que ahora, después de haber cumplido la mayor parte de su sentencia, estén preparadas para regresar a sus comunidades como personas rehabilitadas que merecen una segunda oportunidad. Más bien, la reinserción de los acusados por el asalto del 6 de enero les daría un impulso a los grupos de supremacía blanca y terrorismo interno en los que muchos de ellos participaron antes de invadir el Capitolio, y mitigaría gravemente el efecto disuasivo de nuestras leyes contra este tipo de agresiones futuras.
Ha sido costumbre de la mayoría de las últimas administraciones utilizar la Oficina del Abogado de Indultos dentro del Departamento de Justicia para estudiar peticiones de indultos y conmutaciones de sentencias antes de que pasen al abogado de la Casa Blanca y al presidente para que se tome una decisión. Este proceso incluye una evaluación exhaustiva del pedido de cada solicitante, con consultas a fiscales, abogados, jueces, víctimas, oficiales de libertad condicional, personal penitenciario y otras partes para determinar si la clemencia solicitada serviría a los intereses de la justicia sin poner en riesgo a la comunidad.
A menudo, se han utilizado indultos para propiciar los intereses de la justicia igualitaria cuando la persona está cumpliendo una sentencia larga que ya no se pronunciaría o en casos de rehabilitación extraordinaria donde la persona demuestra un compromiso con el futuro de su comunidad. Ninguna de esas consideraciones se cumplirá si Trump perdona a los acusados por el asalto del 6 de enero.
La clave de los indultos de Trump está en que no giran en torno a la gente y a sus comunidades. Giran en torno a la lealtad personal que le tienen a él. Trump llamó a esas personas a asaltar el Capitolio en su apoyo, y ahora los perdonará para completar esa transacción. Trump usará el poder del indulto para dejar en claro que la violencia y violar la ley pueden perdonarse si es en su propio beneficio.
Perdonar a quienes causaron los disturbios es un uso grotesco de la facultad del indulto presidencial porque, al disimularlo bajo un manto de autoridad legítima, colocaría un sello de aprobación presidencial sobre delitos que atacan el corazón de nuestra democracia, que intentan contrarrestar la voluntad del electorado y colocar como líder del país a un hombre que perdió una elección.
Al anunciar su voluntad de perdonar a las personas que lo apoyaron a él y no a la Constitución, Trump está enviando un mensaje a las personas con las que cuenta para que lo apoyen esta vuelta: si lo protegen a él, él los protegerá a ellos. Es un mensaje propio de un gobernante autoritario.
Traducción de Ana Lis Salotti.