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¿Son las donaciones anónimas —los fondos donados por grupos que ocultan a sus donantes— un problema para nuestras elecciones? Hay quienes argumentan que este problema se exagera, porque señalan los datos de la Comisión Federal de Elecciones que parecen demostrar que la financiación de los grupos de fondos anónimos para comprar anuncios publicitarios en las campañas políticas ha disminuido, después de haber alcanzado su punto más alto en 2012.
Sin embargo, la verdad es que muchos de estos grupos simplemente han redirigido sus fondos hacia vías que estos datos no logran capturar. Destinan sus fondos cada vez más hacia súpercomités de acción política (súper-PAC), en lugar de comprar los anuncios ellos mismos. Y los anuncios que sí publican suelen programarse para evitar los requisitos de divulgación. Como consecuencia, no solo se oculta la identidad de los donantes, sino que ni siquiera sabemos cuánto dinero están aportando.
Este análisis presenta un estudio de caso sobre esta nueva dinámica: la creciente dependencia que tienen los “partidos paralelos” del Congreso en los fondos anónimos de financiación durante las contiendas más reñidas.
En los últimos diez años, los dos partidos políticos principales han tenido súper-PAC de partidos paralelos a través de los cuales pueden recaudar cantidades ilimitadas de dinero. Según la lógica del caso Citizens United, se supone que los súper-PAC deben operar independientemente de los candidatos y partidos políticos, pero esta “independencia” está definida por reglas débiles que casi nunca se cumplen.
Por eso, si bien, estos grupos, en teoría, son autónomos, en la práctica son respaldados por los líderes de los partidos, están dirigidos por leales operativos partidistas y son efectivamente parte del aparato de campaña de cada partido.
Los grupos de los partidos paralelos suelen recaudar decenas de millones de dólares más que los comités oficiales de sus partidos y, entonces, dependen, en gran parte, de donaciones que sería ilegal aceptar para los partidos.
En teoría, se deben divulgar las fuentes de estos fondos. Pero, en los últimos ciclos electorales, los partidos paralelos han dependido cada vez más de la financiación de donantes secretos, provista a través de grupos afiliados de fondos anónimos que están liderados por las mismas personas. En la actualidad, cada uno de los súper-PAC vinculados a los líderes de los partidos en la Cámara de Representantes y el Senado tiene su propio grupo paralelo designado de fondos anónimos, lo que les permite recaudar fondos de donantes que no quieren divulgar su identidad.
Los fondos anónimos donados a través de los súper-PAC de los partidos paralelos han aumentado considerablemente a lo largo de los años. En el ciclo electoral de 2024, los cuatro grupos de fondos anónimos han donado, en total, la cifra histórica de $182 millones a sus súper-PAC afiliados hacia el final de septiembre del año electoral.
Eso equivale a más del doble de lo que habían donado para la misma época en 2020. (Estos súper-PAC también reciben fondos anónimos de otras fuentes. Aquí hemos analizado solamente la financiación proveniente de los grupos afiliados de fondos anónimos de cada súper-PAC).
Podemos rastrear este crecimiento en las donaciones porque se realizan a través de los súper-PAC. Pero los grupos de fondos anónimos, como los conectados a los partidos paralelos, también financian anuncios publicitarios directamente con la intención de influir en las elecciones que esquivan los requisitos federales de divulgación.
Estas reglas solo se aplican a ciertos anuncios transmitidos por televisión y radio que contienen un lenguaje electoral expreso o mencionan a un candidato durante el período inmediatamente previo a una elección. Los grupos de fondos anónimos pueden comprar anuncios que no cumplen con estos criterios (como los anuncios publicitados antes del período preelectoral y la mayoría de los anuncios online) para evitar tener que divulgar sus fuentes a la Comisión Federal de Elecciones.
A veces, los partidos paralelos anuncian sus donaciones a través de la prensa. Los dos grupos republicanos de fondos anónimos del Congreso han anunciado la donación de más de $105 millones en este ciclo electoral: más de $20 millones del grupo American Action Network y $85 millones del grupo One Nation. Según se ha informado, sus contrapartes demócratas van muy por detrás, con tan solo $17 millones donados por el grupo House Majority Forward. Estas cifras son mayores a las contribuciones de sus respectivos súper-PAC. Sin embargo, estos números no se pueden verificar: los grupos podrían cambiar de planes, financiar sin anunciarlo o incluso hacer afirmaciones falsas.
Es importante señalar que, al igual que siempre ha ocurrido con la financiación externa en general (incluso con los fondos anónimos), los partidos paralelos concentran su financiación en un puñado de contiendas que ellos consideran competitivas, a medida que ellos y sus donantes intentan ganar el control partidario en cada una de las cámaras del Congreso.
Por ejemplo, el grupo Senate Leadership Fund ha concentrado todos sus $140 millones de contribuciones independientes en tan solo cinco contiendas por el Senado, y casi la totalidad de los $85 millones de fondos informados por el grupo One Nation para comprar anuncios se han destinado a las mismas contiendas. Esto significa que el electorado de los estados y los distritos más inundados con anuncios podrían ser los que menos información tienen sobre quiénes pagan esos mensajes publicitarios.
Los vacíos legales continuarán permitiendo que los grandes donantes, las corporaciones y otros grupos puedan esconder sus donaciones hasta que el Congreso resuelva estos vacíos. La ley DISCLOSE y la Ley de Anuncios Honestos (Honest Ads Act), ambas parte de un paquete de reformas que se aprobó en la Cámara de Representantes, pero se bloqueó en el Senado durante las últimas sesiones legislativas, eliminarían muchos de los actuales vacíos en cuanto a la divulgación de las donaciones.
Estos proyectos de ley probablemente sean muy importantes en los actuales esfuerzos por reformar la financiación de campañas políticas durante la próxima sesión legislativa del Congreso.
Traducción de Ana Lis Salotti.