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Estados Unidos aún tiene uno de los sistemas de inscripción de votantes más descentralizados del mundo. Queremos listas de inscripción de votantes, o padrones electorales, actualizados y precisos.
La gente se muda, fallece, cambia su afiliación a los partidos políticos, etcétera. Pero quienes niegan los resultados de las elecciones toman ventaja de las grietas que existen en este sistema descentralizado distrital. Disputan registros de votantes legítimos, ejecutan purgas masivas y procuran eliminar de los padrones electorales a votantes que no sean de su agrado.
De hecho hay nuevos indicios que demuestran que las purgas masivas y abusivas de votantes serán un arma importante en las batallas políticas que se librarán durante los próximos meses. Parece que, si no puedes ganar el voto de la ciudadanía, entonces mejor intenta impedírselo.
El New York Times hace poco detalló el esfuerzo organizado que realizaron ciertas personas líderes del movimiento negacionista de elecciones. Una de ellas es Cleta Mitchell, que participó en la infame llamada telefónica de Donald Trump al secretario de estado de Georgia Brad Raffensperger, que ahora es tema de dos acusaciones formales diferentes.
Otro es un alto representante de Mike Lindell, magnate del negocio de las almohadas y ahora ávido defensor de las teorías conspirativas sobre las elecciones. Sus acólitos están iniciando impugnaciones masivas de registros de votantes, a veces de a 1,000 por vez. Dicen que es un esfuerzo ciudadano para actualizar los padrones y reducir la posibilidad de fraude electoral.
No se lo crean ni por un segundo.
En primer lugar, sus esfuerzos parecen estar concentrados en determinados distritos con tendencia demócrata o con grandes comunidades no blancas. Su intención parece ser política, no de limpieza de padrones.
Otra pista es que sus métodos son una farsa. En un incidente, un grupo de activistas envió a una oficina electoral local un listado de personas que figuraban en la lista de reenvío de correspondencia del Servicio Postal de los Estados Unidos y que seguían estando registradas para votar en el distrito. Las autoridades electorales saben que este es un método chapucero para el mantenimiento de los padrones.
La gente puede solicitar el reenvío de su correspondencia por muchas razones, entre ellas, porque empezaron la universidad, porque consiguieron un empleo temporario o porque están cuidando a una persona mayor o enferma en otro lugar. A veces, la persona votante ni siquiera se ha movido de su casa; simplemente podría figurar en esa lista porque otra persona de su hogar solicitó el reenvío de su correspondencia.
En todos estos casos, la persona sigue siendo elegible para votar.
En teoría, una impugnación aislada no debería impedirle votar a nadie. Pero puede provocar una investigación que termina en la remoción de la persona de los padrones electorales si esta no responde a las solicitudes de información, es decir, si se le traspapela una carta en el correo. (Mi colega Alice Clapman ofrece una explicación detallada de las formas correctas e incorrectas en que los estados pueden identificar a los votantes no elegibles y de las leyes que protegen al electorado en ese proceso).
Estas impugnaciones masivas también pueden parecerse a un ataque de denegación de servicio distribuido (DDoS) en el que miles de emails inundan un sitio web con el único propósito de estropear el sistema. Las autoridades electorales que deben responder a un número excesivo de solicitudes abusivas no tendrán tiempo para tramitar los nuevos registros de votantes.
Claro que hay una forma comprobada de mantener los padrones electorales actualizados: el Centro Electrónico de Información sobre Inscripciones, o ERIC. Los estados usan esta organización no partidaria de intercambio de información para reducir los errores en el mantenimiento de las listas de registro.
Por ejemplo, en lugar de depender de las solicitudes de reenvío de correspondencia, ERIC busca otros tipos de información como la solicitud de una licencia de conducir en otro estado. También tiene acceso a información privada como los números de seguro social almacenados y encriptados, lo cual reduce la cantidad de falsos positivos. Las personas que se mudan raramente desaparecen.
El sistema ERIC es, sin duda, la mejor manera de prevenir el fraude electoral y mantener las listas de registro actualizadas y completas. Por increíble que parezca, una teoría conspirativa de derecha afirma que fue todo un plan sumamente malvado.
Nueve estados republicanos se han retirado del sistema. El gobernador Ron DeSantis, por ejemplo, se jactó de haber incorporado a Florida en el sistema ERIC en 2019, pero luego se retiró en 2023. No cambió nada, excepto la política.
Se lanzó un sistema alternativo de derecha llamado EagleAI, supuestamente para detectar casos de fraude. Como lo hemos documentado antes, este sistema no está diseñado correctamente para detectar verdaderos actos ilícitos, pero sí podría ser una herramienta para privarle a la ciudadanía de su derecho al voto.
Intentemos recuperar el consenso bipartidista sobre cómo mantener los padrones electorales en buenas condiciones. Mientras tanto, deberíamos prepararnos para un año lleno de negacionistas electorales que buscan destrozar lo que funciona en nuestro sistema.
Numerosas personas y grupos de defensa del derecho al voto tanto fuera como dentro del gobierno se están preparando para dar batalla en los tribunales de justicia. La capacidad de muchos de nuestros compatriotas de participar en estas elecciones fundamentales dependerá del resultado de esa lucha.
Traducción de Ana Lis Salotti.