¿De qué se trata la causa Moore v. Harper?
En Moore v. Harper, la Corte Suprema federal decidirá si la Corte Suprema de Carolina del Norte tiene la facultad de anular un mapa congresual manipulado ilegalmente por haber violado la Constitución del estado. Algunos legisladores estatales afirman que una interpretación desacreditada de la Constitución federal —conocida como la “teoría de las legislaturas estatales independientes”— les quita la autoridad a los tribunales estatales y a la constitución estatal de decidir sobre asuntos relacionados con las elecciones federales.
El año pasado, la legislatura estatal de Carolina del Norte, con mayoría republicana, aprobó un mapa que había sido manipulado de forma extremadamente partidista para asegurar la supermayoría republicana en los 14 escaños que le corresponden al estado en el Congreso. Esta manipulación de distritos fue tan extrema que un empate en el voto popular le habría dado 10 escaños al partido republicano y solo cuatro al demócrata. El mapa aprobado fue un caso tan radical y estadísticamente atípico que favorecía al partido republicano más que el 99.9999 % de todos los mapas posibles.
Como la Corte Suprema federal ha determinado que los tribunales federales no pueden admitir casos de manipulación partidista de distritos, un grupo de ciudadanos presentaron una demanda en un tribunal estatal en la que sostenían que el mapa violaba la “Cláusula sobre Elecciones Libres” de la constitución estatal, entre otras disposiciones. En febrero de 2022, la Corte Suprema de Carolina del Norte falló a favor de los ciudadanos y anuló el mapa, diciendo que era un “mapa manipulado con intereses partidistas, de un modo notorio e intencional... y con la intención de aumentar la representación republicana y, por consiguiente, darles más voz a algunos votantes y menos a otros”.
Sin reparos, la legislatura propuso otro mapa manipulado y, como resultado, un tribunal estatal le ordenó a un experto especial que elaborara un mapa más justo para las elecciones congresuales de 2022. No dispuestos a aceptar esta orden, dos legisladores republicanos presentaron una demanda ante la Corte Suprema federal para que restituyera su mapa partidista.
¿Qué pasó hasta ahora en esta causa?
La Corte Suprema aún no ha pronunciado ningún fallo sustancial. Pero en marzo, rechazó la apelación de emergencia que habían realizado los legisladores para que se reinstaurara el mapa partidista de inmediato. Sin embargo, a pedido de cuatro de los magistrados, presentaron una demanda normal para que la Corte Suprema evaluara la posibilidad de restaurar el mapa para las elecciones después de 2022. En junio, la Corte admitió la causa para su evaluación. Las dos partes, la demandante y la demandada, están preparando sus presentaciones durante el verano y otoño, y la audiencia oral está programada para el 7 de diciembre. Es probable que la Corte pronuncie su dictamen antes de julio de 2023.
¿Qué afirman ante la Corte Suprema las personas que buscan restaurar el mapa manipulado?
Los legisladores de Carolina del Norte que le están instando a la Corte Suprema que restituya el mapa congresual manipulado se basan en una malinterpretación injustificable de la Cláusula sobre las Elecciones (Elections Clause) de la Constitución. A esta interpretación se la conoce como la teoría de las legislaturas independientes.
La Cláusula sobre las Elecciones delega a los estados la facultad de regular las elecciones federales y le confiere al Congreso la última autoridad de elaborar o modificar este tipo de leyes. Cuando alguien propone la teoría de las legislaturas estatales independientes —como los legisladores que manipularon el mapa de Carolina del Norte—, están interpretando que esta cláusula constitucional le da a la legislatura estatal el poder casi exclusivo de regular las elecciones federales y prohíbe que cualquier otra entidad estatal —como los tribunales estatales o el gobernador— pueda colocar un sistema de frenos y contrapesos contra ese poder absoluto. En esta causa, los legisladores sostienen que esta teoría les da permiso para violar la constitución estatal cuando trazan mapas congresuales y que los tribunales estatales no tienen la facultad de impedírselo.
¿Qué tiene de malo la teoría de las legislaturas estatales independientes?
La teoría de las legislaturas estatales independientes contradice el texto de la Constitución, nuestra historia, la práctica y el precedente. Se sabe bien que los fundadores de la Constitución no confiaban en las legislaturas estatales, tanto es así que, cuando redactaron la Cláusula sobre las Elecciones, insistieron en que el Congreso se quedara con la última palabra a la hora de establecer las reglas para administrar las elecciones federales. Los fundadores de la Constitución no habrían establecido —y, de hecho, no establecieron— un régimen que permitiera que las legislaturas estatales regularan las elecciones federales sin el sistema de frenos y contrapesos normales que se aplica al poder legislativo estatal. La práctica en todos los estados, desde la fundación de nuestro país hasta el día de hoy, también refuta esta teoría. Por ejemplo, muchos fundadores de la Constitución —entre ellos, James Madison— votaron por tener constituciones estatales que regularan las elecciones federales, como es el caso de la actual constitución de Carolina del Norte.
Además de la abundancia de pruebas históricas, esta teoría no tiene sentido: sería absurdo que se le permitiera a una legislatura estatal violar la mismísima constitución que la creó. Hay otros problemas que desaprueban la teoría, como lo demuestra una ola de estudios recientes. Por todo esto, la Corte Suprema ha rechazado esta teoría en numerosas ocasiones durante el último siglo, incluso no hace mucho, en 2015 y en 2019.
La Corte Suprema podría dictar su fallo sobre la causa Moore sin pronunciarse sobre la teoría de las legislaturas estatales independientes. Como ya explicamos, la Asamblea General de Carolina del Norte, de hecho, promulgó las disposiciones de la constitución estatal que prohíben una manipulación partidista extrema de distritos y autorizó expresamente a los tribunales estatales a evaluar y remediar cualquier mapa congresual ilegítimo. Dicho de otro modo, la justicia estatal hizo lo que la legislatura le pidió.
¿Hay algo más importante que se pone en juego en esta causa?
Lo inmediato que se pone en juego en la causa Moore es si la legislatura estatal puede instaurar un mapa con una manipulación partidista extrema en Carolina del Norte. Pero adoptar la teoría de las legislaturas estatales independientes también significaría que la ciudadanía de todo el país no tiene ningún recurso judicial —ni en los tribunales estatales ni en los federales— para luchar contra la manipulación partidista de distritos.
Las posibles consecuencias podrían ser incluso más profundas. La teoría causaría un caos electoral porque anularía cientos de reglas electorales que se implementaron a través de iniciativas incorporadas en las boletas y que fueron votadas por la ciudadanía, e invalidaría constituciones estatales y reglamentos administrativos, incluso políticas fundacionales estatales, como el proceso de inscripción de votantes y de votación por correo, y garantías básicas, como el voto secreto. Las legislaturas estatales podrían adoptar leyes de supresión del voto sin ningún sistema de frenos y contrapesos por parte de la justicia estatal y hasta sin posibilidad de veto del gobernador. Dicho de otro modo, esta teoría alteraría aspectos fundamentales de nuestras elecciones.
¿Por qué la Corte Suprema admitió esta causa?
La Corte Suprema no ha explicado por qué decidió admitir esta causa, aunque esta falta de explicaciones es bastante común. Sin embargo, algunas declaraciones de sus magistrados realizadas al comienzo de la causa echan algo de luz sobre el tema. Cuando la Corte Suprema rechazó el recurso de emergencia que presentaron los legisladores en marzo, tres magistrados —Samuel Alito, Clarence Thomas y Neil Gorsuch— expresaron su apoyo a favor de la teoría, al igual que lo hicieron antes en otras opiniones disidentes sobre causas relacionadas con las elecciones de 2020. Un cuarto magistrado — Brett Kavanaugh— votó a favor de conservar el mapa aprobado por la justicia para las elecciones de 2022, pero dijo que veía “excelentes argumentos” a favor y en contra.
Sin embargo, ninguno de estos magistrados ha tenido la oportunidad de oír la audiencia oral ni leído las presentaciones judiciales del caso antes de formular sus opiniones. Y lo que es fundamental, si bien hacen falta cinco votos públicos para que los magistrados puedan decidir sobre una causa, solo hacen falta cuatro votos privados para que la Corte admita un caso para su evaluación. Por eso, el hecho de que cuatro magistrados hayan votado para admitir la causa Moore no significa que la mayoría esté dispuesta a avalar los argumentos sin precedentes que presentaron los legisladores estatales en esta causa. La Corte aún puede rechazar esta teoría y reafirmar el modo en que nuestras elecciones han funcionado durante más de dos siglos.
Traducción de Ana Lis Salotti.