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Análisis

El Congreso debe financiar la seguridad electoral

Nuestros sistemas de elecciones siguen plagados de equipo anticuado y vulnerable.

Diciembre 13, 2022

Los miembros del Congreso debaten actualmente si van a asignar fondos para proteger los sistemas electorales de Estados Unidos y a los funcionarios electorales de ataques. En caso de dudas, vale la pena recordar por qué emprendimos este proyecto en primer lugar. 

En 2016, piratas cibernéticos rusos atacaron los sistemas electorales en cada uno de los 50 estados. No se cambió ningún voto, pero los hackers penetraron la base de datos de Illinois lo suficiente como para poder borrar o cambiar datos de los votantes. Pocos funcionarios electorales notaron las incursiones digitales. 

No fue una misión particularmente difícil para el ejército de piratas cibernéticos de Rusia: muchas de las máquinas para votar de Estados Unidos tenían por lo menos una década de antigüedad. Algunas son tan anticuadas que los funcionarios tuvieron que comprar repuestos en eBay. Unas cuantas operaban con Windows 2000. (Niños, pregúntenles a sus padres). 

La autora y comentarista Sarah Vowell observó que “el sustantivo ‘infraestructura’ nunca figura en los periódicos de Estados Unidos sin ser precedido por el adjetivo ‘desmoronándose’”. Nuestra infraestructura electoral estaba en mal estado, y en 2016 se expusieron sus faltas.

Después de que funcionarios estatales de elecciones y los grupos de defensoría (incluido el Brennan Center) ejercieron presión, el Congreso dedicó $380 millones a mejoras en 2018 y designó $400 millones adicionales en 2020. Ese dinero fue crucial. Ayudó a impedir ataques contra la infraestructura electoral y permitió que nuestros sistemas electorales resistieran el escrutinio devastador—aunque sumamente equivocado— de quienes se niegan a aceptar los resultados de las elecciones. 

El cambio más visible fue la rápida transición que dejó atrás los sistemas de votación sin papel, lo que permitió que 93 por ciento de los votantes usaran boletas impresas en las elecciones de 2020. Un voto marcado en papel permite que las personas verifiquen que su boleta refleja con exactitud sus selecciones y que los empleados electorales confirmen la precisión del conteo mecánico al compararlo con las boletas físicas. 

La importancia de este cambio es difícil de sobreestimar.

El recuento manual de los resultados de las elecciones de 2020 en Georgia, por ejemplo, hubiera sido imposible con el equipo electrónico de votación sin papel que predominaba apenas dos años atrás. Las boletas impresas también ofrecen una crucial evidencia tangible si hay sospecha alguna de hackeo en futuras elecciones. 

Pero queda mucho camino por recorrer. Muchos estadounidenses siguen votando con equipo sin papel, entre ellos todos los de Luisiana, más de la mitad de Indiana, aproximadamente 40 por ciento de Nueva Jersey y Tennessee, y un número considerable en Texas. Los miembros del Congreso deben tomar nota en particular de la lenta modernización en Nueva Jersey. La falta de fondos, combinada con el requisito legal de adoptar boletas impresas ha forzado a algunos funcionarios de Nueva Jersey a adaptar la maquinaria antigua con sistemas de verificación con papel en vez de comprar equipo moderno. Es la fórmula perfecta para un desastre. 

Y nuestra necesidad de modernizar va más allá de la transición a sistemas de boletas impresas. Los funcionarios estatales y locales necesitan ayuda para aumentar la seguridad cibernética. Se debe designar fondos para auditorias posteriores a comicios. Se debe actualizar los sistemas de inscripción de votantes. A fin de garantizar la seguridad de los funcionarios electorales, muchos de los cuales han sido amenazados por simplemente hacer su trabajo, debemos seguir poniendo en práctica sistemas de detección de intrusos en sus centros laborales. Todo esto cuesta. 

Preservar la seguridad e integridad de nuestras elecciones es uno de los pocos asuntos realmente bipartidistas que quedan en la política estadounidense. El Congreso debe tomar medidas durante la sesión del grupo saliente para terminar la labor que empezó.

Traducción de Keynotes Translations and Editorial Services