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Análisis

La preparación evitó que las amenazas de bomba afectaran las elecciones de 2024

Un trabajo de coordinación por adelantado entre las fuerzas policiales y las autoridades electorales permitió que las elecciones se desarrollaran sin disrupciones, a pesar de haber recibido cientos de amenazas. Hay que hacer lo mismo para las elecciones futuras.

marzo 31, 2025
  • El Brennan Center ha confirmado al menos 227 amenazas de bomba contra sitios de votación, oficinas electorales y centros de cómputos en todo el país el día de las elecciones y los días posteriores.
  • La colaboración entre las autoridades electorales y la policía antes de las elecciones de 2024 fue el elemento clave para dar respuestas eficaces y transparentes a las distintas crisis que surgieron en todo el país.

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Las elecciones de 2024 fueron mucho más seguras que lo que se temía. Pero las amenazas de violencia también fueron mayores de lo que muchos creen.

El Brennan Center ha confirmado al menos 227 amenazas de bomba contra sitios de votación, oficinas electorales y centros de cómputos en todo el país el día de las elecciones y los días posteriores. Además, vimos la detonación de explosivos en buzones de devolución de boletas en varios estados en la región noreste del Pacífico, y llamadas que daban falsos avisos de tiradores activos en algunas escuelas que servían de sitios de votación en la región noroeste y, como respuesta, se desplegaron fuerzas policiales en múltiples sitios de votación de todo el país.

A pesar de estos incidentes —al parecer, mucho más prevalentes que en el pasado reciente—, los medios de comunicación, en general, reportaron unas elecciones “tranquilas” y “casi aburridas”. ¿Por qué? Porque la preparación de las autoridades públicas permitió que los disrupciones fueran mínimas.

Para garantizar la seguridad de nuestras elecciones en el futuro, las fuerzas policiales y las autoridades electorales deben continuar fortaleciendo e invirtiendo en las iniciativas conjuntas en materia de seguridad electoral que demostraron ser efectivas en 2024.

La colaboración entre las autoridades electorales y la policía antes de las elecciones de 2024 fue el elemento clave para dar respuestas eficaces y transparentes a las distintas crisis que surgieron en todo el país.

Esta colaboración previa a las elecciones de 2024 fue “muy diferente a la colaboración que se vio en ciclos electorales anteriores, que, a menudo, se limitaba a que los administradores electorales le comunicaran a la policía local las direcciones de los sitios de votación”, explicó Edgardo Cortés, excomisionado del Departamento de Elecciones de Virginia y actual asesor en el Brennan Center.

Desafortunadamente, las elecciones seguirán siendo objeto de ataques de alto nivel. Y, tal como vimos en 2024, las amenazas continuarán evolucionando y surgiendo a través de todo el ciclo electoral.

Después de las elecciones de 2020, las autoridades electorales enfrentaron un fuerte aumento de las amenazas, con la presencia de bandasmanifestantes armados y otros acontecimientos frente a oficinas electorales y centros de cómputos.

Si bien algunos administradores —como el secretario del registro civil Neal Kelley, del condado de Orange en California, y la auditora Roxanne Moritz, del condado de Scott en Iowa— sintieron el apoyo de la policía local, como de los sheriffs Don Barnes y Tim Lane, respectivamente, muchos no tuvieron esa suerte. Como lo explica Harold Love, capitán retirado de la Policía Estatal de Míchigan, “la respuesta de la policía a estas amenazas fue desigual en todo el país”.

Esto no es nada sorprendente, porque la policía enfrenta muchos desafíos en este ámbito. En primer lugar, existen preocupaciones razonables de intimidación de votantes, interferencia electoral y percepción negativa del público cuando la policía se encarga de la seguridad de las elecciones.

Tal como lo explicó Kelley, expresidente del Comité para Elecciones Seguras y Sin Riesgos (CSSE), en su testimonio en el Congreso, “creo que hay formas de enfrentar estas amenazas cada vez más grandes y, al mismo tiempo, mantenernos resueltos en nuestra determinación de reconocer que la mera presencia de la policía en los sitios de votación puede verse como una forma de intimidación”.

Otros desafíos son las variaciones que existen entre los estados en cuanto a las leyes que determinan qué función pueden desempeñar las fuerzas policiales a la hora de garantizar la seguridad de las autoridades electorales, la infraestructura electoral y el electorado.

Massachusetts, por ejemplo, requiere que haya un oficial de policía presente en los sitios de votación, mientras que la ley de Carolina del Sur le prohíbe a la policía entrar a un sitio de votación, “a menos que la mayoría de los administradores [del sitio de votación] haya llamado a la policía”. Además, las fuerzas policiales, por lo general, reciben muy poco o nada de entrenamiento específico sobre las elecciones.

Por suerte, tanto jefes policiales como líderes en la administración electoral tomaron cartas en el asunto tras las elecciones de 2020. Una de las primeras iniciativas fue una reunión liderada por el sheriff Ryan Arbon del condado de Weber y el auditor/secretario del condado Ricky Hatch, efectuada entre la policía y las autoridades electorales de toda la región norte de Utah. Este esfuerzo se centró en “unir a los líderes en torno a un consenso sobre las necesidades de seguridad”, recibió elegios y enseguida se difundió entre la comunidad de administradores electorales.

Un artículo de opinión escrito por sheriffs de los dos partidos políticos, que apareció destacado en el programa Face the Nationafirmó: “Garantizar que las elecciones se desarrollen sin violencia, amenazas e intimidación es una cuestión no partidaria… Es fundamental que los líderes policiales y las autoridades electorales trabajen en colaboración”.

En Arizona, el sheriff Paul Penzone, del condado de Maricopa, desplegó oficiales policiales estratégicamente para desalentar a agentes dañinos y, en múltiples apariciones públicas, comunicó con claridad que no iba a tolerar ningún acto de violencia o intimidación en las urnas.

Este trabajo preparó el terreno para que las fuerzas policiales de todo el país pudieran invertir el tiempo y los recursos necesarios —en colaboración con las autoridades electorales— para elaborar un enfoque “contra todo riesgo” antes de las elecciones de 2024, que una firma de respuesta a emergencias la describió como una estrategia centrada en la “preparación para una amplia gama de emergencias y desastres, más allá de su causa o naturaleza”.

Este enfoque también exige aliarse con un grupo diverso de partes interesadas, como “organizaciones comunitarias a fin de llegar a las poblaciones vulnerables, brindar servicios de apoyo y promover la concientización del público”.

El secretario de estado de Georgia, Brad Raffensperger, respaldó las alianzas con las fuerzas policiales para garantizar la seguridad de las elecciones y organizó ejercicios de simulación a nivel regional, donde la policía y los funcionarios electorales se reunieron para practicar respuestas coordinadas a una amplia gama de crisis simuladas, como amenazas de bomba.

La directora de elecciones Shauna Dozier del condado de Clayton en Georgia habló hace poco sobre la importancia de estos ejercicios, después de que su jurisdicción recibió múltiples amenazas de bomba el día de las elecciones. (A diferencia de otras jurisdicciones, el condado de Clayton no cerró ningún sitio de votación). “Fue muy revelador para nosotros”, afirmó, y agregó que el entrenamiento fue crucial, porque tuvieron que aplicarlo el día de las elecciones.

Las fuerzas policiales y autoridades electorales de docenas de estados realizaron ejercicios similares en todo el país, como Arizona, California y Míchigan, estados que también recibieron amenazas de bomba.

Durante todo el ciclo, cuando las autoridades electorales recibían amenazas, coordinaban con la policía y otros funcionarios electorales colegas del resto del país para identificar soluciones y ayudar a los demás a prepararse. Este tipo de colaboración interestatal en respuesta a amenazas físicas, “como mínimo, no era algo rutinario y, en términos más realistas, simplemente no ocurría antes de las elecciones de 2024”, explicó el secretario Scott McDonell del condado de Dane en Wisconsin.

Por ejemplo, en 2023, después de que las autoridades electorales del estado de Washington recibieran un paquete que contenía una sustancia sospechosa, alertaron a las fuerzas policiales, incluso al Servicio de Inspección Postal de los EE. UU., y a otros colegas fuera de su estado. Luego, los ejercicios de simulación que se realizaron en todo el país incluyeron la posibilidad de recibir un paquete sospechoso, lo que permitió que las autoridades locales identificaran y trabajaran con la agencia local responsable de materiales peligrosos para elaborar un plan de respuesta.

Después de que múltiples funcionarios electorales fueran víctimas de incidentes donde llamadas falsas provocaban un fuerte despliegue policial —conocidos con el nombre en inglés de “swatting”—, la policía comenzó a trabajar con las autoridades electorales para compartir las lecciones aprendidas.

Algunas de las recomendaciones conjuntas para la mitigación de estos incidentes de despliegues policiales falsos incluyen recolectar las direcciones residenciales de las autoridades electorales, oficinas electorales y centros de cómputos y marcarlas en el sistema de despacho asistido por computadora (CADS) para que se alerte automáticamente al personal del 911 y a los oficiales desplegados.

Las asociaciones policiales Major County Sheriffs of America, National Sheriffs Association y Major City Chiefs Association promovieron diferentes iniciativas de planeamiento de seguridad electoral y afirmaron: “Las asociaciones han estado preparándose para las elecciones [de 2024] desde hace más de un año y medio.

Nuestros miembros han participado en ejercicios de simulación, recibido informes de socios federales, estatales y locales, intercambiado datos de inteligencia, dialogado con funcionarios electorales, autoridades públicas electas y trabajadores electorales voluntarios, y coordinado esfuerzos con grupos de defensa para garantizar la seguridad de todo el proceso electoral”.

A mediados de 2024, el Consejo de Normas y Capacitación de Agentes Policiales de Georgia se convirtió en el primero en el país en requerir que todos los agentes policiales nuevos reciban capacitación sobre las leyes electorales, incluso las “protecciones contra la intimidación de votantes, la interferencia en las elecciones y las amenazas”.

Estos esfuerzos son la base de una respuesta efectiva contra las amenazas y los ataques a las elecciones y fueron fundamentales para minimizar las preocupaciones del electorado en cuanto a la seguridad. Esto garantizó que los resultados de las elecciones —y no la administración de las elecciones— hayan sido la noticia más importante de las elecciones de 2024.

Múltiples autoridades electorales y al menos un gobernadorenseguida elogiaron el trabajo de las fuerzas policiales. Ciertamente hay que felicitarlas, pero el trabajo no está terminado. La seguridad de las elecciones, al igual que la ciberseguridad, es una carrera sin fin. Si bien las fuerzas policiales y las autoridades electorales han logrado importantes avances de cara a las elecciones de 2024, sin la inversión constante estos avances pueden perderse rápidamente.

Además, podrían existir más lecciones aplicables provenientes de otros recursos de planificación del accionar policial. Por ejemplo, Craig Latimer, supervisor de elecciones del condado de Hillsborough en Florida, quien fue oficial mayor en la oficina del sheriff del condado de Hillsborough, señaló: “Podemos aprender mucho de la manera en que se manejan otros eventos importantes, como el Super Bowl”. Vale la pena evaluar si algunas de las tácticas de mitigación para “eventos importantes”, como el despliegue de perros para detectar bombas antes de un evento, son viables en el contexto de las elecciones.

De cara al futuro, las amenazas de bomba, las llamadas falsas para provocar un despliegue policial y otras amenazas probablemente sigan afectando nuestras elecciones. Las autoridades electorales y las fuerzas policiales deben seguir preparándose para todo.

La formación de alianzas innovadoras de intercambio de información, como las iniciativas conjuntas piloto que implementaron varias asociaciones policiales nacionales o el estado de Washington y el Centro para el Análisis e Intercambio de Información entre Estados (MS-ISAC), son solo dos ejemplos de las medidas que se pueden tomar para reforzar la infraestructura crítica en materia de seguridad electoral.

Exigir o al menos ofrecer capacitación sobre las leyes electorales para la policía es otra opción. Para asegurarse de que las elecciones sigan siendo “aburridas”, los gobiernos locales y estatales deben continuar invirtiendo en los esfuerzos coordinados de planeamiento de seguridad electoral ya comprobados y seguir innovando a medida que surjan nuevas amenazas.

Traducción de Ana Lis Salotti.